La Leyenda del Hijo del Duque - Capítulo 100
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- Capítulo 100 - ¿La verdadera identidad de Pei Yuanlie? (1)
A la mañana siguiente, antes del amanecer, Shen Liang salió con Qi Xuan y Qi Yue. Esta vez, Yaoguang, de forma muy consciente, no los acompañó, sino que se quedó discretamente bloqueando las miradas de la familia que los espiaban. La carreta no se dirigió directamente hacia la ciudad exterior, sino que fue primero al mercado de verduras. Vestido de manera especialmente discreta, Shen Liang caminaba detrás de Qi Xuan y Qi Yue. Cuando empezó a haber más gente, se mezcló silenciosamente entre la multitud.
“Mi señor, ¿cómo es que vino tan temprano esta vez?”
Con el alba, Wang Qingfeng escuchó el ruido y abrió la puerta. Sobresaltado, se hizo a un lado apresuradamente para dejarlo pasar y, luego de asomarse con cuidado para asegurarse de que nadie lo seguía, cerró la puerta.
“Tengo un asunto urgente y necesito ver a Lei Zhen. Disculpa, pero te molestaré para que lo llames.”
Hoy tenía que presentarse en la Escuela Tianmen, así que no disponía de mucho tiempo y fue directo al grano.
“No diga eso. Es mi deber hacer cualquier cosa por usted, mi señor. Por favor, espere un momento, vuelvo enseguida.”
“Está bien.”
Viéndolo marcharse, Shen Liang se sentó y se sumió en sus pensamientos. No bastaba con colocar solamente a los guardias del Abismo Oscuro. Lo más importante era su supuesto padre. De ser posible, no querría verlo nunca más. Pero por You’er, tenía que hablar con él, por muy poco que le apeteciera.
“¡Mi señor!”
Al poco rato, Lei Zhen llegó. Con él venían, como siempre, Zheng Han, Yang Peng, Yuan Shao y Xiao Yu.
“Siéntense. Estén como en casa.”
Señalando un asiento libre, Shen Liang habló con una sonrisa. Ellos tomaron asiento alrededor de la mesa, uno tras otro.
“Mi señor, escuché que Su Alteza Qingping le propuso matrimonio en público. ¿Es cierto?”
Pensando que había ido por el mensaje de Qi Xuan, Lei Zhen preguntó directamente en cuanto se sentó. No se veía precisamente de buen humor.
“Sí, hubo algo así. Y acepté.”
Sin entender por qué les importaba tanto este asunto, Shen Liang no se lo ocultó. No había nada respecto a él que no pudiera contarles.
“¿Sabe cuál es su verdadera identidad?”
Lei Zhen lo miró con una expresión complicada. Tras intercambiar una mirada con los otros tres, preguntó con seriedad.
Al oír esto, Shen Liang tuvo un ligero presentimiento.
“¿Su verdadera identidad?”
¿No era Su Alteza Qingping? Eso era imposible. Los guardias de hierro no confundirían a su propio maestro. ¿O acaso tenía una identidad aún más pesada que la de Alteza Qingping, tan pesada que incluso Lei Zhen y los demás tenían que preocuparse por él?
“Parece que no lo sabe.”
Lei Zhen y los otros soltaron un suspiro largo al mismo tiempo. Tras un breve silencio, Yuan Shao levantó la cabeza y preguntó:
“Mi señor, ¿quiere saber su verdadera identidad?”
“¿Eh?”
Shen Liang frunció levemente el ceño. ¿Quería saber la verdadera identidad de Pei Yuanlie? Por supuesto que sí, pero puesto que Pei Yuanlie no se lo había dicho por iniciativa propia, ¿por qué debía enterarse por este medio? ¿Importaba realmente si era Su Alteza Qingping o no? Mientras Pei Yuanlie siguiera siendo Pei Yuanlie.
Después de pensarlo, Shen Liang negó con la cabeza y sonrió:
“No, gracias. A mí me gusta Pei Yuanlie como persona, no su identidad.”
Creía que, algún día, Pei Yuanlie se lo diría en persona.
“Si su identidad llegara a perturbar su vida ‘tranquila’ y la pusiera patas arriba, ¿seguiría estando bien con eso?”
Mirando dentro de esos hermosos ojos, Yuan Shao lanzó otra pregunta. Pero Shen Liang no pudo evitar sonreír.
“¿De verdad creen que mi vida es tranquila? Si desde el principio no es pacífica, ¿qué más da añadir unas cuantas tormentas más? Lei Zhen, Zheng Han, Yang Peng, Yuan Shao, sé que todo lo hacen por mi bien, que esperan que me mantenga lejos del peligro. Pero, como dice el dicho, el árbol desea quedarse quieto, pero el viento no deja de soplar. Es mejor plantarse en medio del peligro que estar constantemente esperando que llegue. Solo rompiendo todo podremos vivir, algún día, una vida realmente normal.”
En esta vida, Shen Liang no se obligaría a escapar. Debía aprender a prosperar en medio de las dificultades.
Sus palabras dejaron a Lei Zhen y a los demás conmocionados. Los guardias del Abismo Oscuro habían permanecido demasiado tiempo en silencio. Aunque hubieran regresado, su sangre caliente aún no había despertado. Pero ahora podían sentir cómo ese ardor adormecido empezaba a revivir tenuemente.
“Bien. Ya que el señor ha tomado una decisión, no diremos nada más.”
Intercambiaron una mirada silenciosa y, en nombre de todos, habló Lei Zhen. Apoyarían incondicionalmente la elección del señor.
“Muy bien, escuché que ya encontraron a la persona que les pedí buscar hace unos días, ¿cierto?”
Shen Liang asintió y pasó con naturalidad al siguiente tema. Lei Zhen, que ya estaba preparado, respondió con voz grave:
“Sí, su nombre religioso es Huian. Antes fue abad del templo Jianjiang y tenía cierto prestigio local, pero con frecuencia estafaba a la gente aprovechándose de su identidad. Luego, dejó repentinamente el templo Jianjiang. Los demás pensaron que se había ido a viajar por el mundo, pero en realidad vino a la ciudad imperial con su pequeña amante. Su amante es frágil y está embarazada. Como los dos ya no podían seguir subsistiendo, Huian no tuvo más remedio que establecer primero a su amante embarazada y, después, volver a inscribirse como monje en el templo Anyang, fuera de la ciudad, continuando con sus engaños gracias a su labia. Muchos creen en él. Cuando lo encontramos, se negó, pero después de que le dijera que cuidaríamos bien de su esposa e hijo, accedió.”
Con la red de información de los guardias del Abismo Oscuro, encontrar a alguien así era pan comido.