Suscriptor de los Dioses - Capítulo 324

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  4. Capítulo 324 - El Tercer Apóstol (1)
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Originalmente, habían planeado matar a Ethan Whiskers mucho antes que ahora.

Pero debido a circunstancias imprevistas, tuvieron que poner ese plan en pausa temporalmente.

—Jamás imaginé que las cosas terminarían así. Pensaba aplastar este asunto completamente a través del Canciller Tschernkastel, pero esa conexión se cortó, ¿no?

Y no solo se cortó la conexión. La enfermedad que lo había llevado a la mesa de negociación desapareció por completo.

Esa enfermedad era extremadamente difícil de tratar. No, más que difícil…

Era una maldición mágica completa, creada a partir de una modificación de Extinción. Intentar tratarla no era diferente a enfrentarse a la propia Extinción.

Por supuesto, su poder era más débil que el de la Extinción original, pero su persistencia era excelente.

El Canciller Tschernkastel no pudo curarse sin importar qué métodos intentara. Lo único que mostraba algún efecto era el tratamiento proporcionado por el Consejo.

Y aun así, ese tratamiento no era una cura perfecta. Solo ralentizaba los síntomas.

El suministro del tratamiento era como extender lentamente su esperanza de vida a corto plazo, lo cual se convertía en una correa perfecta para controlarlo. Además, la información que el Canciller proporcionaba —al necesitar el tratamiento— se volvía otra correa más, formando una estructura que apretaba cada vez más su cuello.

—Pero esa correa solo tiene sentido si hay tratamiento. Incluso si alegamos ante el mundo que nos vendió información, es obvio de quién pesarán más las palabras: si las nuestras o las del Canciller Tschernkastel.

El Canciller era una persona justa e imparcial.

Excepto por el objetivo de revivir a su familia, no tenía ninguna otra ambición personal que valiera la pena mencionar.

Se convirtió en la figura más confiable del Emperador del Imperio Sagrado porque jamás se vio implicado en escándalos, ni aceptó sobornos, ni ofreció favores a cambio de riqueza.

—Y el que lo curó fue otra vez Ethan Whiskers. De entre todos, tenía que ser él. Es como si pudiera ver todos nuestros movimientos.

En ese momento, el Tercer Apóstol sintió escalofríos recorrerle todo el cuerpo.

Pensó que tal vez, solo tal vez, esos malditos de la Orden Rosacruz podrían haber logrado invocar a un dios.

Si un dios ya había descendido el día que Ethan hizo su debut, y si había recibido ese poder divino, entonces las acciones de Ethan tenían mucho más sentido.

Hasta se podría decir que se había estado conteniendo.

Después de todo, si un dios capaz de destruir el mundo habitaba en su cuerpo, lo único que había hecho era aceptar un puesto como profesor de academia.

—Pero si realmente es el poder de un dios descendido, ¿no sería difícil controlarlo desde el principio? No podría mantenerse cuerdo.

¿Por qué se le llama dios a un dios?

Porque posee poder que trasciende al ser humano.

Es un dios precisamente porque tiene una fuerza que un ser humano no puede manejar.

Si un dios hubiera descendido, no habría manera de mantener la cordura.

—¿Entró de forma incompleta? Si es así, no podría usar adecuadamente el poder del dios. Entonces, no habría forma de que los Apóstoles hubieran muerto.

El Tercer Apóstol cerró los ojos y suspiró.

Fuera cual fuera la situación, era un hecho que la Orden Rosacruz había logrado algún tipo de éxito.

—Hah… no puedo creer que Extinción haya tenido éxito al final.

Chasqueó la lengua.

Aquel absurdo proyecto de Extinción estaba viciado desde su concepción.

¿Un ritual para invocar a un dios con poder trascendental dentro de un cuerpo humano? No existía ser humano capaz de soportar tal poder.

Ni siquiera un genio, criado y refinado durante décadas, podía resistirlo.

—Decían que había más probabilidades si se usaba en un niño pequeño, cuyo cuerpo y mente aún no estaban desarrollados. Qué tontería.

Y aun así, esa caótica Extinción había tenido éxito… en la forma de Ethan Whiskers.

—Qué monstruo tan repugnante.

Refunfuñó mientras movía la mano, haciendo que varios discípulos vestidos con trajes ajustados de infiltración aparecieran.

—Eliminen la restricción de maná. Si no pueden, distorsiónenla.

El Tercer Apóstol miró el extenso terreno de Ivecar con el ceño fruncido.

—No, parece que el director fundador usó algo de su poder. Mejor distorsiónenla. Yo iré directamente a matar a Ethan Whiskers.

El Tercer Apóstol sintió una intensa mirada clavada en ella cuando derribó a los guardias. No estaba segura, pero pensó que probablemente era Ethan o el director.

—Bueno, también me encargaré del director. Ghost Sword es complicado, pero no demasiado difícil para mí.

El Tercer Apóstol comenzó a caminar hacia donde sentía aquella mirada.

—Ustedes, maten a todos los que puedan y aseguren sus almas. Ah, y encuentren a Oliveira Sacred. Abandonó la academia, pero sigue escondida en los terrenos de Ivecar.

—Sí, Apóstol.

—Enseguida.

¡Pak!

El Tercer Apóstol avanzó tranquilamente hacia el edificio.

Pero eso no duró mucho. A lo lejos, vio un grupo de caballeros acercándose.

—¡Allí está! ¡Es una intrusa!

Parecía que en cuanto cayeron los guardias de la entrada, se envió una alerta al cuartel de seguridad.

A simple vista, se aproximaban cerca de cien caballeros.

—Son rápidos, como era de esperarse de una academia.

La seguridad de Ivecar estaba compuesta por caballeros del marqués Rond y por caballeros contratados por la academia.

Eran veteranos seleccionados con enfoque en las habilidades físicas, debido a la restricción de maná en los terrenos.

Los cien caballeros vieron al Tercer Apóstol.

Una sola persona.

Y una mujer de complexión normal. Era comprensible que se sintieran confundidos.

Los guardias de la entrada no eran tan débiles.

—¿Sólo una?

—Este es un recinto privado de la Academia Ivecar. Ha invadido propiedad privada y, según las reglas…

—Basta.

Yonsen, el veterano caballero jefe de seguridad levantó la mano.

—Necesitamos pedir refuerzos.

—Buen instinto. Tú eres el capitán, ¿no? Déjame preguntarte algo. Ese edificio de allá… ¿es donde se reúnen las oficinas de los profesores? ¿Está Ethan Whiskers ahí también?

—……

Yonsen no respondió. En cambio, alzó la mano. Rápidamente, se formó una formación de ataque.

—No bajen la guardia. Usen toda su fuerza para inmovilizarla. Y si no pueden… está bien matarla. ¡Yo me haré responsable de las consecuencias!

¡Kung!

Cuando Yonsen golpeó el suelo con el pie, el ataque conjunto comenzó de inmediato.

Había vivido como caballero durante décadas.

Muchos lo llamaban caballero veterano, pero no era más que un errante.

Hasta que se estableció en Ivecar.

Su alegría era ver crecer a los nuevos brotes y ofrecerles consejos discretos de vez en cuando.

—Huff… huff……

A lo largo de los años, tuvo incontables experiencias.

Había estado al borde de la muerte tantas veces que ya no podía contarlas con los dedos.

Pero ahora, sentía la muerte más cerca que nunca.

—Tú… tú eres…

¡Ttuk-. Ttuk-.!

La mujer ni siquiera portaba un arma, y literalmente había derribado a todos esos caballeros con las manos desnudas.

Era como si jugara con ellos.

La escena era como la de una bestia atormentando a presas indefensas.

—Cuántas almas hermosas.

Pese a que más de cien caballeros yacían caídos, el Tercer Apóstol estaba tranquila. Lejos de estar agotada, ni siquiera parecía haberse calentado.

Extendió ligeramente la mano y absorbió las almas azul pálido de los caballeros caídos.

Shaaaaaak—

—Delicioso.

Yonsen vio su alma escapando por su propia boca, pero colapsó sin poder resistirse.

—Hmm, eso es. Él está ahí. Las almas me lo dicen. Ethan Whiskers está en la oficina. Y, por la aura tenue pero feroz que emana… ¿está esperándome?

El Tercer Apóstol rió, como si aquello le divirtiera.

—¿Cómo lo supo? No debería haber forma de que nadie lo supiera. Dijeron que mataron a todos esos malditos de la Orden Rosacruz.

Pisó el suelo con fuerza, molesta.

—Debe haber uno que otro infiltrado entre los nuestros. Bueno, es natural. Hasta nosotros hacemos lo mismo.

¡Kwang!

Con un salto explosivo, el Tercer Apóstol llegó de un solo movimiento al edificio donde se encontraba la oficina.

—Te estoy esperando, Ethan Whiskers.

Oficina de Ethan.

Sintió una energía ominosa. Podía percibirla aunque estuviera bastante lejos.

—Es un apóstol.

El Tercer Apóstol. Esa persona ya había llegado a Ivecar. Y eso que apenas acababa de hablar con el marqués Rond.

—Como era de esperarse, están irrumpiendo a plena luz del día sin preocuparse por las miradas externas.

Ethan frunció el ceño y corrió de inmediato a la oficina de Claudie.

—Ya llegaron.

—¿…?

Claudie puso cara de incredulidad.

¿A esta hora? ¿Con el sol aún alto en el cielo?

Si iban a atacar Ivecar, ¿no tenía más sentido venir al amanecer?

A lo que Ethan respondió:

—Como te dije, son gente a la que no le importan las apariencias. Debemos movernos rápido.

Ethan estaba increíblemente sereno.

—El apóstol probablemente vendrá por mí. Por favor, protege a los estudiantes. Debemos actuar de inmediato.

Los estudiantes no sabían que los seguidores de la Luna habían atacado.

‘El momento no es ideal. Planeaba avisar con anticipación a los estudiantes que pudieran luchar.’

También pensaba informarles a sus discípulos más cercanos sobre este incidente.

—Yo me haré responsable.

Claudie asintió con gravedad y dijo:

—Dado cómo ha evolucionado la situación, ya no hay necesidad de mantener esto en secreto. Pediré ayuda activamente. Profesor Ethan, derriba al apóstol.

—Sí. Haré todo lo posible.

Claudie desapareció como el viento.

Ethan comenzó a extraer maná lentamente desde donde estaba.

‘Es una cantidad pequeña, pero el Tercer Apóstol debería poder sentirlo. Así vendrá directamente hacia mí.’

Era la mejor decisión: atraerla hacia él en lugar de arriesgarse y moverse a otra parte.

‘Los subordinados que el Apóstol trajo seguramente irán donde fue Claudie. Con Claudie, los demás profesores y hasta el director, deberían poder resistir.’

Ethan activó el artefacto que llevaba en el bolsillo.

—Incluso los refuerzos del marqués Rond. Con esto, los preparativos están listos.

¡Kugung—!
¡Kwaaaaaaang—!

En ese momento, se escuchó un estruendo atronador. Venía de bastante lejos. Ethan abrió la ventana rápidamente y agudizó la vista.

—Crearon una cortina de maná para bloquear la visión.

Sin embargo, el Ojo de Horus de Ethan perforaba claramente esa barrera visual.

Allí yacían los guardias caídos de Ivecar.

—Ya llegó… el Tercer Apóstol.

Ethan confirmó con sus propios ojos la figura del Apóstol. Y en ese instante…

Hwuk.

El Tercer Apóstol, que había derrotado a los guardias, lo miró directamente.

‘No solo me está viendo. Sintió mi mirada.’

Si es así, vendrá aquí de inmediato.

Ethan canalizó aún más maná para atraerla.

Y poco después, la ventana a su lado estalló por completo.

¡Crash—!

Lo que atravesó la ventana rota fue el mismo Tercer Apóstol que había visto antes.

‘Tercer Apóstol: Sandra Rachel Wood.’

El Tercer Apóstol miró a Ethan.

Antes de que siquiera abriera la boca, Ethan salió por la ventana.

—Vamos a un lugar más amplio.

—Ha… esto sí que es interesante.

Al ver que Ethan permanecía tan tranquilo pese a la situación repentina, el Tercer Apóstol sonrió, realmente divertida.

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