Soy el Villano pero estoy Embarazado - Capítulo 70
—Papá dijo que asistiría él mismo y nos pidió que no fuéramos. ¿Qué se supone que debíamos hacer?
La voz alterada de Seo Eun-hee se oía clara por el teléfono.
Habiendo salido para atender la llamada, Se-heon sostenía el móvil junto a la oreja mientras miraba por la rendija de la puerta.
Adentro, la aparición repentina del presidente Kang Hak-jung había desconcertado visiblemente a los padres de Tae-seo. Forzaban sonrisas incómodas para disimular la sorpresa. Mientras tanto, Tae-seo se recuperó del susto en un instante y ahora conversaba animadamente con el presidente Kang como si nada.
—Con razón insistió tanto en fijar la reunión rápido. ¿Quién hubiera pensado que planeaba venir en persona?
Viendo al presidente Kang participar activamente en la charla con Tae-seo, Se-heon negó con la cabeza.
—Solo espero que no termine por disgustarle Tae-seo. Ya sabes lo altas que son sus expectativas conmigo.
Se-heon sabía perfectamente cómo lo evaluaba el presidente Kang, y por eso mismo intuía que el anciano se interesaría mucho en su elección de pareja.
—Si eso es lo que te preocupa, no hace falta.
—¿Hmm? ¿A qué te refieres?
—Te llamo luego.
Cortó la llamada, guardó el teléfono en el bolsillo y volvió a entrar en la sala.
Por un instante, todas las miradas se posaron en él, pero la conversación se reanudó casi de inmediato. Se-heon tomó asiento, alzando la vista justo cuando sintió la mirada de Tae-seo.
Al encontrarlo, Tae-seo separó los labios y le articuló palabras en silencio.
Fue lo bastante tierno como para que a Se-heon se le escapara una risa.
—Oye, te estoy hablando y lo único que haces es reírte —murmuró Tae-seo, molesto, pensando que se burlaba de él.
—¿Hmm? Tae-seo, ¿qué dijiste?
—Nada.
Kim Mi-kyung lo miró de reojo, y Tae-seo agitó las manos con apuro. No había necesidad de explicar que le estaba preguntando adónde se había ido Se-heon.
Justo cuando estuvo por restarle importancia del todo, habló Se-heon:
—Estaba hablando por teléfono con mi madre.
—Ah…
Con eso quedaba explicado.
Tae-seo asintió mientras Se-heon servía agua en su vaso vacío.
Mientras Tae-seo bebía a sorbos, la charla entre los padres continuó.
—Solo nos saludamos brevemente en la fiesta de aniversario de la empresa. ¿Quién diría que volveríamos a reunirnos así?
—El destino es curioso.
—Me alivia escucharlo. Me sorprendí mucho cuando supe que Se-heon estaba cuidando de Tae-seo. ¿Ya sabía que estaba saliendo con alguien?
La mayor parte de la conversación era entre el presidente Kang y Kim Mi-kyung, con Yoon Seok-hoon asintiendo de vez en cuando.
Ante la pregunta de Kim Mi-kyung, la mirada del presidente Kang se posó en Tae-seo.
Tae-seo sonrió por reflejo.
Él mismo tenía curiosidad por la respuesta.
Pero quien contestó no fue el presidente Kang, sino Se-heon.
—El presidente lo supo antes que nadie.
Se volvió hacia el presidente como pidiéndole confirmación.
—Nos encontramos en el hospital. ¿No es así?
—No te encontrabas bien, así que fui a verte por preocupación.
—No hablo de ese día.
Se-heon negó con la cabeza.
El presidente Kang fingió no entender, como si no tuviera idea de a qué se refería.
Se-heon entrecerró levemente los ojos.
Por muy severo que fuera normalmente, en momentos así no dejaba de ser un abuelo que se divertía molestando a su nieto.
—Conoció a Tae-seo el día que fue a su chequeo.
—¿Eh? ¿Y cómo lo sabes?
Quien reaccionó no fue el presidente, sino Tae-seo, abriendo los ojos de par en par.
—Tus feromonas quedaron alrededor de él. Era imposible no notarlo.
El día que Tae-seo fue a su primer chequeo, mientras esperaba en la cafetería, otra persona lo rodeó con un leve rastro de feromonas.
—Hasta lo confirmé con Gyu-min. Fuiste tú, ¿verdad?
—Sí, pero no me acerqué a él porque fuera tu pareja.
—Puedo explicarlo, Se-heon.
Antes de que Se-heon presionara más, Tae-seo se apresuró a interceder.
Claramente insatisfecho con la evasiva del presidente, Se-heon estaba a punto de exigir una respuesta clara, pero una vez más, Tae-seo lo interrumpió.
—Dijo que no pudo ignorarme. Me habló porque le llamé la atención. Eso significa que le gusté desde el principio, ¿cierto?
Tae-seo se giró hacia sus padres y les contó, entusiasmado, su primer encuentro con el presidente Kang.
Irradiaba emoción; parecía un niño ansioso por presumir.
—Y no solo entonces: incluso vino a verme cuando estuve hospitalizado. Eso significa que le gusto, ¿no? Si solo sintiera curiosidad, bien podría haber mandado a alguien a investigarme.
—A este paso, cualquiera pensaría que es tu abuelo y no el de Se-heon —respondió Kim Mi-kyung con diversión, mirando la alegría de su hijo.
Pero Tae-seo fue más allá:
—Le gusto más que Se-heon. Con eso me basta.
Kim Mi-kyung sonrió ante las travesuras de su hijo, y Se-heon apenas contuvo la risa.
No le cabía duda: Tae-seo lo hacía a propósito.
—¿Oh? ¿Sí? —le siguió el juego Se-heon, curioso por ver hasta dónde llegaría.
Debió de notársele la incredulidad, porque Tae-seo se volvió hacia el presidente, expectante.
—Abuelo, dígales.
Le lanzó una mirada suplicante, pidiéndole apoyo sin palabras.
Si el presidente lo negaba ahora, parecería que Tae-seo se había hecho ilusiones todo ese tiempo.
Con todas las miradas sobre él, el presidente Kang sostuvo la de Tae-seo.
Sabía perfectamente lo que estaba haciendo el chico.
Era sorprendentemente agudo: sabía que el presidente ya le tenía aprecio, pero aún quería una confirmación oficial.
Tras una breve pausa, el presidente dio su respuesta.
—Como queremos que Tae-seo se una a la familia cuanto antes, pongamos fecha. Tae-seo, ¿qué día prefieres?
—Cualquiera que usted elija está bien, abuelo.
En el momento en que el presidente expresó abiertamente su aprobación, la tensión en la sala se disipó.
Tae-seo, que temía que la reunión familiar fuera rígida e incómoda, ahora llevaba prácticamente toda la conversación, como si fuera el anfitrión.
Y, aun así, a nadie parecía molestarle.
Lejos de resultar abrumadora, su energía luminosa había transformado el ambiente en algo cálido y acogedor.
Incapaz de contenerse más, Se-heon se volvió hacia él y preguntó:
—Yoon Tae-seo, ¿estás hecho de azúcar o qué?
—¿Por qué? ¿Te parezco tan dulce?
Se-heon corrigió de inmediato el malentendido.
—Ya te derritieron con dos palabras del abuelo.
—…No deberías tener celos de tu propio abuelo, Se-heon.
Tae-seo se había esforzado por caldear el ambiente, pero ahora Se-heon le hacía agujeros a su labor. Intentó calmarlo, más él lo ignoró y siguió a su ritmo:
—Por cierto, ya que estamos, preguntabas qué me hizo enamorarme de Tae-seo y por qué quiero casarme con él…
Nadie había hecho tal pregunta.
Todas las miradas en la sala se volvieron hacia Se-heon, mezcla de sorpresa y curiosidad, pero él permaneció imperturbable.
—¿Hyung? ¿Por qué sacas eso ahora…?
Tae-seo lo había propuesto originalmente como un recurso para suavizar cualquier momento tenso. Le dijo a Se-heon que interviniera con elogios en el momento oportuno; en cambio, él estaba forzando el momento, cosiendo una conversación que ni existía.
Y entonces, con el rostro más serio del mundo, Se-heon repitió palabra por palabra lo que Tae-seo le había pedido que dijera.
—Me atrajo porque es guapo. Me pareció tan encantador que no podía dejar de hablar con él. Es tierno y agudo a la vez; no pude apartar la vista y, cuando me di cuenta, ya estaba enamorado. Gracias por traer al mundo a una persona tan maravillosa, madre.
A Kim Mi-kyung se le escapó casi un jadeo, pero enseguida se tapó la boca con la mano.
Y Se-heon no había terminado.
Añadiendo de su cosecha, continuó:
—Antes pensaba que enamorarse era algo complicado, pero Tae-seo me hizo entender algo: el deseo de tener a alguien es lo mismo que amarlo.
Al terminar, miró a Tae-seo.
Este, que no esperaba más que una broma, quedó completamente descolocado.
Su expresión era de pura sorpresa.
—No tengo un ramo escondido bajo la mesa, pero luego te conseguiré algo mejor.
—Espera, lo de las flores lo dije de broma por si se ponía incómodo el ambiente…
Antes de que terminara, intervino el presidente Kang:
—Las flores no duran. Yo te conseguiré algo mejor. Dime qué quieres.
—¿De verdad?
El rostro de Tae-seo se iluminó de inmediato, y Se-heon frunció el ceño.
Lo único que quería era que el presidente dijera que le agradaba Tae-seo; con eso bastaba.
Pero ahora parecía que el anciano estaba a punto de arrebatarle su papel por completo.
Se-heon elevó un poco la voz, asegurándose de recuperar la atención de Tae-seo.
—No me refería solo a las flores. Hablaba de lo que sea. Lo que necesites, yo me encargo.
Tae-seo lo miró con auténtica emoción, con ojos llenos de admiración.
Se-heon esbozó una sonrisa apenas perceptible y miró al presidente Kang, como diciendo: ¿Ves? Así se hace.
El presidente soltó una risita corta.
—Yo tengo más dinero que tú.
—Es verdad, el abuelo tiene más —asintió Tae-seo con naturalidad, haciendo que el ceño de Se-heon se hundiera un poco más.
Esta vez habló con más firmeza:
—Puede que no pueda competir con el abuelo, pero a Tae-seo no le faltará nada conmigo.
—Oh, así que sabes que no puedes competir conmigo.
El presidente sonrió de medio lado.
—…Dame tiempo. Pronto te superaré.
—Mientras tanto, ¿de verdad crees que puedes comprarle todo lo que quiera?
—A Tae-seo no le faltará nada a mi lado.
—Ese no es el punto. Yo puedo darle lo que quiera, ahora mismo. Tae-seo, dime qué necesitas.
Con eso, el presidente llamó a su secretario e instruyó que se asegurara de que Tae-seo pudiera comunicarse con ellos cuando quisiera.
Estaba claro hacia dónde se inclinaba la balanza.
Y entonces, Tae-seo asestó el golpe final:
—¡Perfecto! Entonces se lo pediré al abuelo.
Fue prácticamente la declaración de la victoria del presidente.
Se-heon, visiblemente irritado, dio un largo sorbo de agua para ocultar la frustración.
Tae-seo, al verlo, soltó una carcajada.
Y, a medida que su risa llenó la sala, incluso Kim Mi-kyung y Yoon Seok-hoon, que habían permanecido observando en silencio, no pudieron contener la suya.
Enjugándose las comisuras de los ojos, Tae-seo se rio entre dientes:
—Hyung, ¿no eres la cosita más adorable del mundo?
La mandíbula de Se-heon se tensó.
—Te alteras por nada… ¿qué voy a hacer con mi adorable hyung Se-heon?