Soy el Villano pero estoy Embarazado - Capítulo 50

  1. Home
  2. All novels
  3. Soy el Villano pero estoy Embarazado
  4. Capítulo 50
Prev
Next
Novel Info

«Lo simple es bueno.»

Kang Se-heon lo observó con una mirada divertida. Como si tuviera toda la intención de seguir el plan de Tae-seo, se levantó deliberadamente de su asiento. A Tae-seo le vino de golpe el recuerdo de haberse cruzado con Kang In-hyuk ayer. Entonces había pensado que In-hyuk era grande, pero Se-heon lo era aún más—y ahora volvía a notarlo.

Su altura y su complexión ancha hacían que su presencia resultara aún más abrumadora.

«Eso sólo me da más curiosidad.»

Kang Se-heon enganchó el índice bajo la corbata y la movió de un lado a otro. Ese gesto mínimo hizo que a Tae-seo se le desplomara el corazón.

«Entonces, ¿manejo el resto como yo quiera?»

Preguntó Se-heon con una sonrisa ladeada. Si no aclaraba a qué se refería, estaba claro que esa sonrisa adquiriría un sentido peligrosamente ambiguo.

Sintiendo que había hecho una jugada imprudente que podría terminar sacudiéndolo a él mismo, Tae-seo alzó las dos manos a toda prisa.

«Me rindo. Ya no haré ese tipo de bromas.»

«No, no lo llames broma.»

«Entonces deja de jalarte la corbata. Da miedo.»

Ante el quejido angustiado de Tae-seo, Se-heon por fin dejó de jugar y le despeinó el cabello. Por mucho que Tae-seo se esforzara, estaba claro que no había manera de superar a Kang Se-heon.

«Y aun así, el que tiene un bebé eres tú.»

El matiz de burla en la voz de Se-heon se había suavizado bastante. Tae-seo alzó la vista hacia él.

Un momento antes habían estado intercambiando chanzas ligeras, pero tal vez no sería así para siempre.

La verdad, quería averiguarlo.

«Tengo algo que preguntarte.»

Tae-seo dejó su taza y se giró por completo hacia Se-heon. Del mismo modo que Se-heon había adoptado un tono más calmado, él también borró cualquier asomo de juego de su expresión y fijó la mirada en él.

«Todas las comidas que hemos compartido hasta ahora, ¿qué fueron?»

Tae-seo quería definir con exactitud lo que había estado pasando entre ellos. Se-heon se presentaba al final de sus clases, comían juntos, tomaban café juntos. Llevarlo a casa era un hecho, y hubo incontables mañanas en que su teléfono amaneció sin batería porque se habían pasado la noche hablando.

Para dos personas que supuestamente no eran nada, estaban demasiado cerca.

«¿Eso fue salir? Pero no estamos saliendo, ¿o sí?»

La sonrisa habitual de Se-heon se desvaneció. Frunció apenas el ceño. Las palabras de Tae-seo le pincharon algo por dentro.

«Quería comer contigo. Quería pasar tiempo contigo. Sólo seguí lo que sentía.»

«Entonces, ¿qué somos?»

Con esa sola pregunta, el ambiente ligero desapareció, sustituido por la tensión precaria de un vaso al borde de una mesa—listo para caer, romperse y esparcir astillas por todas partes.

«Al principio me dijiste que no le diera significado a que durmiéramos juntos. Y, aun así, aquí estamos.»

Quizá ése había sido el origen de todo.

Aunque las acciones de Se-heon habían cruzado claramente la línea después de aquello, Tae-seo nunca intentó definir su relación. Fue porque recordaba lo que Se-heon había dicho.

Pero habían llegado hasta aquí.

Tae-seo era alguien que conocía el código de la casa de Se-heon. Había conocido a sus padres.

«Tae-seo.»

Se-heon se presionó las sienes con los dedos, como si el peso de la conversación le provocara dolor de cabeza. Era obvio que nunca se había detenido a pensar realmente en esto.

Hasta ahora, todo había estado bien, pero de pronto sentía como si se estuviera negando todo el tiempo compartido. La voz se le volvió baja, aplacada por ese peso.

Quien rompió el silencio tenso fue Tae-seo.

Se levantó de golpe, y por un breve instante, Se-heon sintió el impulso de sujetarlo—de impedir que se fuera.

Pero algo le dijo que no debía.

La indefinición de su relación lo hizo vacilar.

«¿Adónde vas?»

«Sólo… dame un momento.»

Tae-seo pidió tiempo con un gesto. Parecía necesitar estar a solas.

Tras salir Tae-seo, Se-heon se quedó solo. La sensación intranquila de haber cortado de pronto una conversación seria lo hizo hundirse en el sofá.

No había esperado que Tae-seo pensara en estas cosas.

La arruga en el entrecejo de Se-heon no se deshizo.

«He estado tratando a Yoon Tae-seo como a un niño.»

Una frustración que parecía hervirle desde el fondo del estómago lo llevó a apretar de nuevo la corbata.

Aunque sabía perfectamente que lo que le oprimía la garganta no era la tela.

¿Cómo debía consolar a Tae-seo?

Si Tae-seo insistía en que volvieran a ser nada más que dos personas que comparten un bebé, ¿cómo se suponía que debía negarse?

Se-heon no tenía intención de soltarlo.

Mientras estaba absorto en sus pensamientos, Tae-seo regresó.

«Creo que tenemos que hablar.»

Se-heon alzó la cabeza al oír la voz de Tae-seo—y, sin querer, soltó una risita.

Tae-seo venía hacia él con las manos a la espalda y la cara tan seria como antes. Pero, mientras caminaba, lo seguía un leve sonido de roce.

¿Se habría pegado algo ruidoso en la parte de atrás?

Había sido un instante de suma seriedad, pero por alguna razón, ese pequeño sonido hizo reír a Se-heon.

Tae-seo se plantó frente a él con la misma determinación en la mirada—aunque había algo distinto.

Ahora había una resolución tranquila.

«Lo pensé mucho.»

Tomó aire profundamente.

«Creo… que ya es hora de definir lo que somos, ¿no te parece?»

Entonces, Tae-seo le tendió un ramo.

Había ensayado ese momento incontables veces en su cabeza. Pero decirlo en voz alta—ésta era la primera vez.

El corazón le latía tan fuerte que sentía que la garganta se le cerraba.

¿Lograrían salir bien las palabras?

Tae-seo tragó en seco y sostuvo la mirada de Se-heon.

Ni siquiera había llegado a la confesión y ya le faltaba el aire, con la voz empezando a temblarle.

Cerró la boca un instante, intentando calmarse.

Apenas ahora se daba cuenta—confesar era así de angustiante. Así de aterrador.

Entonces, por fin, las palabras salieron.

«Por favor, sé mi amante.»

Tae-seo no había pasado mucho tiempo tratando de desentrañar sus propios sentimientos.

Fue apenas recientemente—cuando empezó a cuestionarse qué tipo de relación quería realmente con Kang Se-heon—que comenzó a mirarse de verdad por dentro.

Se-heon era alguien en quien Tae-seo confiaba y de quien se apoyaba. Pero no era lo mismo que depender de sus padres.

Cada vez que su alma sentía que flotaba a la deriva en este mundo, Se-heon era quien lo anclaba.

Una sola palabra suya bastaba para traer consuelo.

Cuando estaban juntos, todo se sentía firme.

Y, aun así, Tae-seo nunca había profundizado en qué significaban en realidad esos sentimientos.

Simplemente había aceptado la presencia de Kang Se-heon como una parte natural de su vida.

Así empezó todo.

Al ver la llovizna caer, Tae-seo había salido, dejando que las gotas empaparan poco a poco su ropa. Esperó a estar completamente calado, sintiendo cada gota al filtrarse. Sus sentimientos por Kang Se-heon eran exactamente así.

Se-heon no le causó una gran primera impresión. En cambio, se fue filtrando en su vida, poco a poco, en silencio.

Dicho simple: a Tae-seo le gustaba Kang Se-heon.

Darse cuenta fue como cuando reconoció por primera vez que el aroma que tanto le gustaba eran las feromonas de Se-heon.

Fue sólo un reconocimiento. Ah, con que eso era.

Nada más.

Por eso pensó que confesar sería fácil.

Me gustas. ¿Salimos?

Sólo tenía que decirlo.

Pero ahora, el corazón le retumbaba en el pecho como burlándose de la idea de que sería tan sencillo.

«Así que quiero tener una relación contigo.»

«Quiero llamar ‘salir’ al tiempo que pasamos juntos, y quiero decir con orgullo que soy tu amante.»

Tae-seo puso en palabras su deseo.

«Quiero poder decir con seguridad que tengo novio. Si te parece bien, entonces acepta mi ramo.»

Se-heon bajó la mirada al ramo que le ofrecían.

No era grande ni ostentoso. El envoltorio abultado lo hacía ver más lleno de lo que en verdad era. Pero sólo tenía un tipo de flor, y ni siquiera eran tantas.

Porque sólo había una cosa que quería decir.

Por favor, acepta mi confesión.

Tae-seo había expresado sus sentimientos tal cual eran—a través de las flores en sus manos.

Se-heon tomó el ramo. Al mismo tiempo, atrajo a Tae-seo hacia sí, rodeándole la cintura con un brazo.

Por primera vez, la compostura en los ojos de Se-heon se quebró—una chispa de deseo asomó allí.

«Entonces eso significa que puedo besarte, ¿verdad?»

Se-heon no esperó respuesta.

Tae-seo apenas alcanzó a entreabrir los labios para decir algo cuando los de Se-heon lo atraparon.

Se-heon succionó con suavidad su labio inferior y luego asomó la lengua para saborearlo. Los ojos de Tae-seo se cerraron lentamente.

Lo que fuera que iba a decir ya no importaba.

En ese momento, lo único que importaba era el beso que compartía con Se-heon.

Ni siquiera había recibido una respuesta como tal a su confesión.

¿Estaba bien estar besándose así?

Como si leyera sus pensamientos, Se-heon murmuró contra sus labios.

«Ya somos amantes, ¿no?»

❖

Seo Da-rae fruncía el ceño, frustrado, mientras deslizaba la pantalla del teléfono entre resultados de búsqueda.

Por más que miraba, no encontraba la respuesta que quería.

«Se convirtió en Omega—entonces, ¿por qué no me di cuenta?»

Eso era lo que más le molestaba.

Seo Da-rae era él mismo un Omega. Si Tae-seo se había manifestado, debería haber podido sentir sus feromonas.

Y, sin embargo, de Yoon Tae-seo—no sintió nada.

¿Las estaba reprimiendo a propósito?

No tenía sentido.

Los Omegas recién manifestados por lo general no controlan bien sus feromonas. Se necesita tiempo para aprender a regularlas.

Incluso durante ese periodo, Tae-seo había seguido asistiendo a clases sin problema.

«No… no es eso.»

No sentía que las estuviera forzando hacia abajo.

El instinto le decía a Da-rae que algo no cuadraba.

Tae-seo había querido convertirse en Omega.

La forma en que lo había tratado antes—a base de rencor, atacándolo—no era sólo porque le tuviera celos por su relación con Kang In-hyuk.

Era porque estaba frustrado de no haberse manifestado él.

«Entonces, ¿cómo diablos consiguió ocultar sus feromonas?»

La pregunta le daba vueltas sin descanso en la cabeza, negándose a asentarse.

Prev
Next
Novel Info

MANGA DISCUSSION

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

You must Register or Login to post a comment.

Apoya a este sitio web

Si te gusta lo que hacemos, por favor, apóyame en Ko-fi

© 2024 Ares Scanlation Inc. All rights reserved

Sign in

Lost your password?

← Back to Ares Scanlation

Sign Up

Register For This Site.

Log in | Lost your password?

← Back to Ares Scanlation

Lost your password?

Please enter your username or email address. You will receive a link to create a new password via email.

← Back to Ares Scanlation

Premium Chapter

You are required to login first