Reescribir mi Vida - Capítulo 915
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- Capítulo 915 - Noticias de Pequeño Blanco (1)
Chu Ye y su grupo continuaron su camino y se encontraron con varios cultivadores del Clan Susurro del Viento.
Los cultivadores del Clan Susurro del Viento le vendieron una información al Clan de los Cinco Elementos.
El Clan Susurro del Viento era una raza única. Sus miembros podían transformar sus cuerpos en viento y dejarse llevar por él.
Este clan era excepcionalmente hábil para recolectar información. Aunque no eran particularmente fuertes, su capacidad para reunir secretos era insuperable, y se ganaban la vida comerciando con ese tipo de datos.
Chu Ye miró a Ju Meng con cierta confusión y preguntó:
—¿Qué onda con el Clan Susurro del Viento? Le vendieron la información al Clan de los Cinco Elementos, ¿pero ni siquiera preguntaron si su Clan de los Gigantes la quería?
Esos tipos del Clan Susurro del Viento habían ofrecido su información con entusiasmo al Clan de los Cinco Elementos, pero ignoraron por completo al Clan de los Gigantes. La diferencia en el trato fue descaradamente obvia.
Ju Meng se encogió de hombros, sin darle mucha importancia.
—Nuestro Clan de los Gigantes no suele comprar información, así que probablemente ni se molestaron en ofrecérnosla. Está bien, así nos evitamos líos ambos.
Chu Ye: «…» Así que, por codos, los habían sacado de la lista de clientes.
Al ver marcharse a los cultivadores del viento, Ju Meng se acercó a Shui Qianshang con una sonrisa traviesa y preguntó:
—¿Qué clase de información compraste? ¿Qué te dijeron?
Shui Qianshang le echó una mirada, pero no le molestó que se quisiera colgar.
—El Clan Susurro del Viento dijo que encontraron una Bestia del Trueno —una joven—. Muchos ya se fueron para allá. Si logramos capturarla y la ofrecemos a nuestros ancestros, sería un gran mérito.
Ju Meng se quedó boquiabierto.
—¿Una Bestia del Trueno? ¿De verdad hay una en las Islas Estrella Quebrada? Eso sí que es raro. Si atrapamos una y la vendemos, valdría una lana. Esos cultivadores del rango Vida y Muerte, que le temen a la muerte, seguro pagarían una fortuna.
La cara de Chu Ye se oscureció.
Ya le había advertido muchas veces a Pequeño Blanco que se mantuviera escondido, ¡pero fue totalmente inútil! Una vez que esos tipos se soltaban, desaparecían sin dejar rastro, con el corazón completamente salvaje.
Shui Qianshang frunció el ceño y suspiró.
—Si vamos ahora, probablemente ya sea demasiado tarde.
Chu Ye lo miró y preguntó:
—¿Por qué lo dices?
Shui Qianshang explicó:
—El Clan Susurro del Viento tiene reglas estrictas cuando vende información. Siempre garantizan su autenticidad y que vale lo que cuesta.
Chu Ye comentó:
—Jamás imaginé que valoraran tanto la integridad.
Shui Qianshang asintió.
—Sí. Cuando se trata de comerciar información, la confianza lo es todo. Como el Clan Susurro del Viento garantiza la veracidad y calidad de sus datos, todos se sienten seguros al comprarles.
Chu Ye pensó que la integridad sí era importante.
Shui Qianshang respiró hondo y dijo:
—No cobraron mucho por esta información de la Bestia del Trueno. Una noticia así no debería costar tan poco… a menos que ya sea de dominio público.
Si fuera exclusiva, debería haber costado por lo menos un millón de piedras espirituales.
Chu Ye: «…»
—Señor Chu, ¿está interesado? —preguntó Shui Qianshang.
Chu Ye sonrió levemente.
—Más o menos.
—Qué tranquilo eres. Una Bestia del Trueno puede compartir la carga del rayo celestial de la tribulación. Si se doméstica, puede dar una capa extra de protección al avanzar al rango Vida y Muerte. A lo largo de la historia, incontables cultivadores han muerto bajo el rayo de la tribulación, y aun así ustedes dos ni se inmutan —comentó Shui Qianshang.
Las condiciones de cultivo en el Reino Superior eran excelentes, y los cultivadores progresaban rápidamente. Pero eso también traía desventajas: muchos tenían bases inestables y poca resistencia al rayo celestial de la tribulación. Cuando éste caía, se convertían en cenizas en un parpadeo. Por eso, muchos cultivadores en el pico del rango Creación hacían todo lo posible para encontrar métodos que les permitieran sobrevivir.
De hecho, muchos cultivadores en ese punto ya podían sentir el cuello de botella para avanzar a Vida y Muerte. Pero al llegar ahí, el miedo los paralizaba, y retrasaban el avance sabiendo que ese paso casi siempre terminaba en la tumba.
Chu Ye: «…» ¿Inmutarme? Esa Bestia del Trueno ya es mía, ¿para qué emocionarme?
—No es que no me interese, pero avanzar al rango Vida y Muerte todavía me queda lejos. No es tan fácil romper el cuello de botella, ¿sabes? —respondió Chu Ye con una sonrisa.
Shui Qianshang soltó una risa leve.
—Por tu físico, pensé que no le tenías miedo a los rayos de la tribulación.
Chu Ye: «…» Si el rayo celestial no lo tratara con “atención especial”, en verdad no le temería. Él creía que su cuerpo era bastante resistente.
Shui Qianshang lo miró y dijo:
—Las Bestias del Trueno son raras. Ya que está en el camino, ¿qué tal si vamos a echar un ojo?
Chu Ye asintió.
—Si el Clan de los Gigantes está de acuerdo, entonces vamos.
Ju Kun consideraba innecesario complicarse la vida y prefería dirigirse directo hacia la herencia para evitar problemas. Sin embargo, Ju Yang y algunos otros, aún jóvenes y llenos de ímpetu, sí querían ir a ver. Ju Kun y los demás acabaron por ceder.
Chu Ye y su grupo llegaron pronto al lugar indicado por el Clan Susurro del Viento. La poza del trueno estaba rodeada por una multitud de cultivadores, todos murmurando entre ellos.
Shui Qianshang hizo una mueca.
—Lo sabía. Hay demasiada gente aquí.
Chu Ye respiró hondo, pensando: ¿Cuántas veces había vendido esta información el Clan Susurro del Viento? ¡Había demasiada gente reunida!
Con las habilidades de Pequeño Blanco, incluso si lo descubrían, debería haber podido escapar con facilidad. ¿Entonces cómo se había enterado tanta gente?
Ju Meng corrió emocionado hacia Chu Ye.
—¡Ya supe! ¡Ya supe! Un cultivador del Clan del Tigre Blanco atrapó una Bestia del Trueno, pero luego la vieron los clanes Divino, Demonio e Inmortal. Los tres quisieron arrebatársela, así que el cultivador del Tigre Blanco les dijo que como él era fuerte y no le temía a la tribulación, el que diera más, se la llevaba.
—Y pues nada, los tres clanes empezaron una guerra de ofertas. Y luego, el del Tigre Blanco agarró las piedras espirituales ¡y salió corriendo!
—Ese cultivador del Tigre Blanco domina el arte del espacio. Incluso los clanes Divino, Demonio e Inmortal no pudieron hacer nada más que verlo escapar.
—…