Presiona 1 para Puntos de Virtud; Yo en serio no soy el Favorito del Destino - Capítulo 125
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- Capítulo 125 - ¿El colapso de la moral o la distorsión de la humanidad?
Valle Lingxiu, Cueva Residencia No. 404.
Cuando Lin Mo regresó, cargado de bolsas con provisiones, encontró a otro grupo de discípulos reunidos en la entrada.
También vestían las túnicas azules de la Secta Qingshan, pero las marcas en sus pechos eran distintas.
Al acercarse, escuchó la voz de Dan Er-San.
«Hermano Menor Xiang, ¿por qué cambiaron de repente los precios de los materiales?»
Frente a él, Xiang Lei respondió con indiferencia.
«Los costos de materiales han subido últimamente. ¿Qué puedo hacer? Si no les funciona, pueden buscar a otro maestro de formaciones.»
Dan Er-San suspiró, impotente.
«Si el precio subió, yo no puedo decidir solo. Tenemos que consultarlo con la cueva…»
Entonces notó que Lin Mo se acercaba.
«¡Ah! ¡Hermano Menor Lin, ya volviste!»
Justo a tiempo.
Dan Er-San los presentó de inmediato.
«Este es Xiang Lei, discípulo del Pabellón Jiugong. Es uno de los maestros de formación con los que colaboramos para construcción.»
¿Pabellón Jiugong? Eso significa que por lo menos es discípulo externo, ¿no?
Lin Mo juntó las manos con cortesía.
«Saludo al Hermano Mayor Xiang.»
Xiang Lei solo asintió levemente, sin molestarse en dar más cortesías.
Dan Er-San continuó:
«Hermano Menor Lin, Xiang nos acaba de avisar que subieron los materiales para la Formación de Reunión Espiritual. La obra ahora costará como 10% más de lo estimado.»
Lin Mo alzó una ceja. «¿Exactamente cuánto?»
Dan Er-San explicó:
«Encargaste una Formación de Reunión Espiritual de nivel medio. Al inicio, los materiales iban de 3,500 a 3,800 Piedras Espirituales de grado bajo, según el consumo final.»
Un incremento del 10% implicaba 300 Piedras o más.
Lin Mo frunció levemente el ceño, mirando a Dan Er-San y a Xiang Lei.
Dan Er-San se rascó la cabeza, incómodo.
«Hermano Menor Lin, ¿por qué me miras así?»
De pronto, Lin Mo preguntó:
«Hermano Mayor Dan, ¿sabes dónde estuve toda la tarde?»
Dan Er-San parpadeó. «Ni idea. Yo he estado aquí todo el día preparando los cimientos de tu cueva…»
Lin Mo echó un vistazo a su propiedad.
En efecto, las ruinas anteriores de ladrillos rotos y maleza habían sido limpiadas y sustituidas por un espacio bien ordenado.
Había pilas de materiales de construcción apiladas en el patio; se veía que Dan Er-San sí había trabajado duro.
Lin Mo sonrió y negó con la cabeza.
«No te preocupes. Solo pasé un rato por la Plataforma de Debate de la Espada.»
«¿Oh? ¿La Plataforma de Debate?»
Dan Er-San asintió con aprobación. «Te mueves rápido, Hermano Menor Lin.»
Luego, bajando la voz, susurró:
«¿Avisamos a la Hermana Mayor Zhuang sobre el aumento? No es precisamente poca cosa.»
Para alguien como Dan Er-San, que había sobrevivido raspando por años, unas cuantas centenas de Piedras eran una fortuna.
Para un recién llegado como Lin Mo, debía de ser aún más.
Solo una “patrocinadora” adinerada como la Hermana Mayor Zhuang podía gastar con tanta soltura.
Antes de que Lin Mo respondiera, Xiang Lei alcanzó a oír la conversación.
Alzó una ceja. «Entonces, después de todo, ¿la persona a cargo ni siquiera está aquí?»
Su expresión se ensombreció con impaciencia.
«Si el que decide no está, mejor hablamos otro día.»
Se dio la vuelta para irse.
Dan Er-San se vio apenado, sin forma de detenerlo.
Al fin y al cabo, si la “financiadora” no estaba presente, no tenía caso negociar.
Pero justo cuando Xiang Lei salía del patio, Lin Mo habló de pronto.
«¿Quién dijo que yo no puedo decidir?»
Xiang Lei se detuvo y volteó.
«¿Oh?»
Esta cueva es mía. ¿Por qué no habría de tener la última palabra?
Lin Mo alzó las cejas con confianza, el tono firme.
«Son solo unas cuantas centenas de Piedras. ¿Crees que no puedo pagarlas?»
Dan Er-San se llevó la mano a la cara, desesperado.
«Hermano Menor Lin… ¿de verdad tienes tanto dinero?»
Xiang Lei soltó una risita desdeñosa.
«Entonces agrega 400 Piedras Espirituales más como depósito.»
Dan Er-San le lanzó a Lin Mo una mirada de ‘no hay manera’.
«No tienes tanto. Mejor espera a la Hermana Mayor Zhuang—»
Pero Lin Mo lo ignoró.
Metió la mano en su bolsa de tela y sacó un saquito de Piedras Espirituales.
«Aquí. 400 Piedras Espirituales de grado bajo. Si quieres, cuéntalas.»
Xiang Lei tomó la bolsa y la barrió con su sentido divino.
Exactamente 400.
Su expresión cambió apenas, aunque enseguida ocultó la sorpresa.
Con un movimiento de muñeca, guardó la bolsa en su bolsa espacial.
Lin Mo miró con envidia. Los tesoros de almacenamiento son tan convenientes…
A diferencia de él, que tenía que cargar varias bolsas como buhonero, otros simplemente guardaban todo sin esfuerzo.
Ya con el pago resuelto, Xiang Lei siguió impasible.
«Bien. Empezamos mañana.»
Luego, tras salir de la cueva, desapareció en una estela de luz dorada.
Los ojos de Lin Mo se abrieron un poco.
Dan Er-San explicó: «Es una técnica de escape.»
Lin Mo preguntó con curiosidad: «¿Técnica de escape? ¿Es exclusiva de los maestros de formación?»
Como aún no había elegido profesión formalmente, su conocimiento de artes de Establecimiento de Fundación era limitado.
Dan Er-San negó con la cabeza.
«No exactamente. Las Técnicas de Escape de los Cinco Elementos son artes taoístas básicas—cualquiera con la Raíz Espiritual adecuada puede aprenderlas.»
«Pero los cultivadores de formaciones suelen usarlas mejor. Probablemente porque saben aprovechar terreno y entorno.»
Lin Mo solo captó a medias. Había oído que los de Establecimiento podían usar técnicas de vuelo ligero, pero no sabía que era porque aprendían técnicas de escape.
En Núcleo Dorado, los cultivadores podían volar sin técnicas, solo controlando su Qi.
Dan Er-San, sin embargo, miró con envidia.
«Por eso los hechiceros la tienen mejor que los cultivadores de cuerpo. Nosotros tenemos que ir a pata a todos lados.»
Luego, notando las muchas bolsas de Lin Mo, preguntó curioso:
«¿A dónde fuiste de compras, Hermano Menor? ¿Por qué compraste tanto?»
Lin Mo miró sus bolsas de provisiones.
«Solo algunas cosas de uso diario.»
Dan Er-San sonrió con picardía y alzó las cejas.
«¿Y esas Piedras? Je, apuesto a que la Hermana Mayor Zhuang te dio ‘domingo’, ¿verdad?»
«Te envidio, Hermano Menor. Hasta tu domingo supera todos mis ahorros juntos.»
…
¿Tienes algún malentendido?
Lin Mo le alzó una ceja.
«Yo me lo gané. ¿Qué tiene que ver la Hermana Mayor Zhuang?»
Dan Er-San se rió entre dientes.
«Ya entendí. No hace falta que te avergüences. Los hombres tenemos nuestro orgullo. Pero seamos serios, ¿quién te creería?»
«Apenas llevas dos días en la secta. ¿De dónde ibas a sacar varios cientos de Piedras?»
Lin Mo lo miró, luego imitó la frialdad indiferente de Xiang Lei.
«¿No me enseñaste ayer a ganar dinero rápido?»
Dan Er-San parpadeó.
«¿Eh? ¿Cuándo yo—»
Entonces, le cayó el veinte.
«Espera, ¿hablas del Ranking de Liangyu? Pero no vi ningún anuncio de que hayas entrado hoy.»
«Aun si entraras, la recompensa inicial son solo 100 Piedras, y las recompensas de temporada se pagan hasta el próximo mes. Entonces, ¿cómo juntaste 400?»
Su expresión cambió.
«La Plataforma de Debate también tiene recompensas de fin de temporada, pero esas salen hasta el mes que entra… a menos que te haya caído un bono por racha…»
La voz de Dan Er-San se fue apagando. Tragó saliva.
«Hermano Menor… ¿acaso te fuiste en racha?»
Luego frunció el ceño.
«Pero incluso si ganaste varias, a lo mucho sacarías unas miles de Piedras. Y los premios por racha no se farmean repetidas veces.»
El sistema de la Plataforma permitía reclamar recompensas por racha, pero solo una vez por cada hito.
Por ejemplo, si alguien llegaba a 10 seguidas, solo podía cobrar la recompensa de diez una vez. Si perdía y reiniciaba, aunque volviera a 10, ya no recibía otra.
Tenía que alcanzar 11 seguidas para cobrar la siguiente.
Para un jugador nuevo como Lin Mo, que empezaba desde cero, el premio inicial por 10 seguidas era apenas 10 Piedras de grado bajo.
Lograr 10 ya era dificilísimo: requería habilidad y suerte.
Aunque Dan Er-San llevaba más de cinco años en la secta, su récord personal era 14 seguidas.
Y eso se consideraba afortunado—apenas sacó como 40 Piedras.
¿Y Lin Mo acababa de sacar 400?!
…
¿Acaso hizo una racha de 50?!
Dan Er-San rió seco.
«No puede ser. No me la creo.»
Lin Mo sonrió de lado.
«Si no me crees, ve a la Plataforma de Debate. El anuncio morado se muestra todo el día. Así me enteré de que las 50 tienen anuncio especial.»
Dan Er-San casi quiso discutir, pero…
Un anuncio morado de 50 seguidas era demasiado fácil de verificar.
Ni siquiera tenía que ir en persona.
Bastaba con mandar un mensaje al chat de la secta y preguntar si alguien estuvo hoy en la plataforma.
«Hermano Menor… ¿de verdad me estás diciendo que ganaste 50 seguidas?»
Los labios de Lin Mo se curvaron con confianza.
«Son solo 50. Nada del otro mundo.»
Fingir ser espadachín lo hacía demasiado sencillo.
Si él pudo, una espadachina pura como Chu Ge debería tenerla aún más fácil.
Con razón subió tan rápido en el Ranking de Liangyu.
Evidentemente, ser cultivador de espada puro era muy ventajoso en el Reino de Ruinas Espirituales.
A Dan Er-San le tembló un ojo.
Murmuró entre dientes:
«¿Por qué los de admisión garantizada de este año son todos tan monstruosos…?»
De inicio había pensado que Lin Mo era un mantenido viviendo de una mujer rica.
Ahora parecía que se había precipitado.
Quizá la Hermana Mayor Zhuang no solo era rica. Tal vez también era una «inversionista ángel».
Dan Er-San suspiró.
«¿50, fácil? Hermano Menor, si vas por ahí diciendo eso, alguien te va a soltar un puñetazo.»
Lin Mo soltó una risita. Estaba por responder cuando—
Una voz suave y afectuosa interrumpió.
«¿Cincuenta victorias seguidas? ¿De qué están hablando?»
Lin Mo alzó la vista.
Una figura elegante apareció en la entrada de la cueva.
Era Zhuang Weiwang, de regreso del exterior.
Unos mechones le rozaban el rostro. Se los apartó con delicadeza, la expresión serena y cálida.
Traía una pequeña canasta tejida, llena de alimentos espirituales delicados.
Sonrió. «Hermano Mayor Dan, ¿sigues ocupado? ¿Por qué no te quedas a cenar?»
Dan Er-San miró la canasta.
No eran bocadillos comunes.
Eran del Pabellón de Comida Inmortal y del Salón de Comidas Espirituales—ambos de alta gama.
Cada ración costaba varias Piedras.
Agitó la mano. «Gracias, Hermana Mayor Zhuang, pero paso. Ya cerré el trato con Xiang Lei del Pabellón Jiugong. La formación se empieza a montar mañana.»
«La Formación de Reunión Espiritual debería quedar en una semana. Con eso, instalar los campos espirituales y las edificaciones será más fácil. Todo debe quedar en dos semanas.»
Al oír «campos espirituales», a Zhuang Weiwang se le encendieron un poco los ojos.
Sonrió. «Gracias por tu ayuda, Hermano Mayor Dan. Lin Mo y yo estaremos bastante ocupados mientras tanto.»
Dan Er-San asintió. «Por supuesto. Me aseguraré de que todo marche bien.»
Hizo un saludo cortés y se dio la vuelta para irse.
Antes de salir, no pudo evitar mirar otra vez la canasta.
«¿Esa canasta sola no cuesta dos o tres Piedras?»
Suspiró.
«Tch. De veras no escatima.»
Mientras tanto, Lin Mo sonrió.
«Hermana Mayor Zhuang, ¿otra vez compraste comida? Es demasiado. ¡La próxima déjame invitar a mí!»
Recién se había forrado, y Lin Mo andaba especialmente generoso.
Un tenue rubor rosado asomó en las mejillas de Zhuang Weiwang bajo el brillo del atardecer.
Sonrió suave. «No es nada. Solo un pequeño gasto.»
«¿Un pequeño gasto? ¿Dos o tres Piedras?!»
Dan Er-San, que ya salía, volvió a echarles un ojo.
«Bueno, quizá no tengan un rollo de ‘sugar baby’… pero si no traen algo entre manos, me como las botas.»
Justo cuando abrió su comunicador de la secta para preguntar por la racha de Lin Mo, apareció una ventana emergente de los foros de Qingshan.
«¿¡El colapso de la moral o la distorsión de la humanidad!? Un discípulo de Qingshan usa ESTAS tácticas para lograr 50 victorias…»