Maximizar el carisma y heredar los recursos del juego - Capítulo 254
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El cielo ya se había oscurecido por completo.
Las ramas se mecían y las hojas susurraban suavemente mientras el viento arreciaba. Las nubes se volvían más densas y bajas, pesadas con la tormenta inminente.
“Parece que va a llover pronto”, dijo Yao Lingling, sacando el celular. “El pronóstico dice que empieza en una hora. Senpai, mejor regrésate temprano o te va a agarrar.”
Tang Song, que ajustaba su casco, se volvió con una sonrisa. “¿Qué, ya no quieres probar la Ninja 400?”
“Lo dejamos para otro día. No hay prisa”, contestó Yao Lingling, con el ánimo un poco caído al verlo montar la moto.
Aun así, su preocupación por la seguridad de Tang Song pesaba más que su pequeño antojo.
Con un clic, Tang Song bajó la mica del casco y le dio una palmadita ligera en el brazo. “¡Ándale, súbete!”
“Pero, Senpai… andar en moto con lluvia es bien peligroso. Mejor vete rápido a casa.”
“Solo es una tormenta eléctrica. Y si no para de llover…” Tang Song ladeó un poco la cabeza y le guiñó un ojo. “Me quedo aquí esta noche. No te molestaría, ¿verdad, junior?”
A Yao Lingling se le encendieron las mejillas. “Eso… supongo que estaría bien. El cuarto de Jiahong no se renta hasta el próximo mes, y tengo una cobija limpia de sobra.”
Si el Senpai se quedaba a dormir… no sonaba nada mal.
Podrían jugar un rato e incluso intercambiar ideas de dibujo y diseño.
Con cuidado, se montó en el asiento trasero y, viendo la figura alta y sólida de Tang Song frente a ella, sonrió feliz mientras rodeaba su cintura con los brazos.
Sus manos toparon de inmediato con los firmes contornos de sus abdominales.
“Lista, Senpai. ¡Vámonos!”
Con un rugido, el motor cobró vida y el faro de la moto cortó la penumbra.
Tang Song arrancó con suavidad, guiando la moto por el camino de concreto del fraccionamiento y saliendo por la caseta.
El viento se hacía más fuerte, agitando la ropa y sumándole emoción al trayecto.
Al poco rato, Tang Song sintió el calor que irradiaba la junior a su espalda.
Gracias a su outfit [Vigor Ilimitado]—de material ligero, suave y súper transpirable—toda sensación se percibía más nítida.
Aunque a primera vista Yao Lingling parecía normalita, si uno ponía atención se notaban curvas sutiles y suavidad.
Así que este es el legendario copa A, pensó Tang Song, notando una elevación suave, como una naranjita, con unos diez centímetros de diferencia aproximada entre contorno superior e inferior.
Pronto llegaron a una calle tranquila y apartada, flanqueada por altos plátanos orientales. Las farolas amarillas alumbraban el piso con un brillo sereno.
Con un movimiento ágil, Yao Lingling se bajó del asiento trasero, rebosante de entusiasmo.
Rápido se subió al asiento del conductor y agarró el manubrio.
“Con la mano izquierda aprieta bien la palanca del clutch, pisa la palanca de cambios para meter primera, y luego suelta el clutch despacito mientras aceleras tantito…”
De pie a su lado, Tang Song le daba indicaciones detalladas.
Gracias a su año de experiencia con scooters eléctricos y a las prácticas recientes con motos de cambios en su casa, se adaptó rápido.
En poco más de diez minutos, Yao Lingling ya maniobraba la Ninja 400 de ida y vuelta por la calle, viéndose bastante pro.
Cada que pasaba junto a Tang Song, le gritaba alegre, disfrutando a lo grande.
“Chiirr—” Sonaron los frenos y la moto se detuvo junto a él.
“Click—” Yao Lingling levantó la mica del casco, la cara iluminada por una sonrisa entusiasta. Saludó con energía. “¡Vámonos, Senpai! Creo que ya le agarré la onda. Sube—te llevo a dar la vuelta por la siguiente calle. Ahí hay un puesto de fideos fríos a la plancha que están buenísimos. ¡Yo invito!”
Tang Song se rió y, con un brinco ligero, montó la moto por detrás.
“Cric—” La moto se hundió tantito con su peso combinado, y él instintivamente rodeó su cintura con los brazos.
“¡Guía el camino, Caballera!” dijo con una voz suave y templada, como brisa de abril.
Yao Lingling sintió un calorcito envolverla por detrás, y el corazón se le aceleró.
Técnicamente, esto cuenta como abrazo, ¿no?, pensó, ardiéndole las mejillas.
Tener a su senpai sujetándola así se sentía extrañamente íntimo, aunque trató de achacarlo a la postura de ir en moto.
Se corrió un poco en el asiento para quitar tensión, pero su figura de pera lo volvió contraproducente. En vez de espacio, parecía que aumentaba el roce entre ambos.
Hasta sintió que Tang Song apretó un poquito más.
“Je, Senpai, sigo siendo novata y todavía me falta acostumbrarme. Agárrate bien, ¿sí? Ya nos vamos,” dijo nerviosa, con la voz temblorosa. Rápido bajó la mica del casco para esconder la cara enrojecida.
Las calaveras multidimensionales brillaron en rojo, fundiendo la Ninja 400 negra con la noche.
A pesar del viento cada vez más racheado, Yao Lingling sintió una tranquilidad y un romanticismo inexplicables.
Por su parte, la expresión de Tang Song también se volvió distinta.
Si bien de frente la figura de Yao Lingling no llamaba tanto, por detrás—caderas anchas y muslos llenitos—dejaban una impresión marcada.
Abrazarla por la espalda en los baches ocasionales intensificaba la sensación.
“¡Jefe, una de fideos fríos a la plancha, dulce con picante, con dos huevos y una salchicha! ¿Son 10 yuanes, verdad? ¡Ya pagué!”
“¡Va!”
La plancha chisporroteaba y los fideos crujían en el aceite caliente.
El huevo batido dorado envolvía los fideos, mientras cebollín picado, cilantro y una salsita especial soltaban un aroma tentador.
Pronto estuvo listo el plato y se los entregaron.
Yao Lingling sostuvo el tazón de papel con la izquierda y, con un palito largo en la derecha, pinchó un trozo de fideo a la plancha.
Soplándole con ganas, se lo acercó con cuidado a los labios de Tang Song, con una sonrisa juguetona. “Tenga, Senpai—abra grande. ¡Aaaah!”
Su expresión era casi como si estuviera consintiendo a un niño, llena de encanto y humor.
Tang Song sonrió y se inclinó para dar un bocado.
Los sabores, ricos y armoniosos, explotaron en su boca. “Está buenísimo.”
“¡Entonces, otro!”
“Tú también come. La comida sabe mejor compartida.”
Turnándose, saborearon los fideos poco a poco, platicando de vez en cuando sobre el próximo concierto de Su Yu.
Aunque Tang Song aseguró con seriedad que Su Yu era su novia, era claro que ni Yao Lingling ni Li Shumin le creían.
Las probabilidades de algo así eran como ganarse la lotería y luego que te cayera un meteorito. Completamente imposible.
De pronto, un relámpago cruzó el cielo, seguido por un trueno profundo.
“Tin tin tin—”
Gotas grandes empezaron a caer, volviéndose pronto un aguacero.
Los dos se metieron a refugiarse bajo la sombrilla grande del puesto.
“Wow, empezó antes de lo previsto,” dijo Yao Lingling, mirando la lluvia recia afuera. Luego, al ver al guapo senpai a su lado, se le tiñeron un poco las mejillas. “Supongo que nos toca esperar a que escampe.”
“Claro, sin prisa,” respondió Tang Song, pasándole el último pedazo de fideos a ella. Preguntó: “Por cierto, Lingling, ¿cómo va Jiahong en el trabajo? ¿Todo en orden?”
Como director en Huashang Fushi, Tang Song se venía enfocando en entender la operación y el negocio. Ayudar a una junior a colocarse bien le parecía de lo más natural.
“Va bien. La empresa está medio retirada y es chiquita, pero es formal. Además de lo normal, se queda estudiando hasta tarde casi diario. Se mantiene ocupada y satisfecha.”
Tang Song lo pensó un momento y dijo: “¿Por qué no le preguntas si le interesa cambiarse? Puedo ayudarla a entrar a un puesto de diseño de ropa.”
Yao Lingling se quedó pasmada un segundo y luego asintió rápido. “Claro, gracias, Senpai.”
Desde el instante en que Tang Song soltó dos invitaciones de concierto tan valiosas como si nada, entendió que él era mucho más capaz de lo que imaginaba.
El viento de junio metía lluvia por los bordes de la sombrilla, haciendo más recogido su pequeño refugio.
Estaban juntitos, platicando del festival de compras 618 y recordando sus días en la Universidad de Tecnología de la Ciudad Yan.
Yao Lingling sentía con claridad la presencia de Tang Song, su aura cálida y tranquilizadora.
“Tin tin tin—”
Las luces de la calle brillaban a través de la lluvia, difusas y borrosas.
Por un momento, parecía que el mundo se encogía hasta quedar en solo ellos dos.
Tang Song era disciplinado y determinado, evolucionando sin pausa hasta el porte que tenía hoy.
Polifacético, dibujaba, pintaba y hasta diseñaba ropa—mejor que ella en todo.
Exudaba una energía gentil y fresca, sin nada de opresivo o intimidante.
Pasar tiempo con él era fácil; siempre parecían en sintonía.
Viéndolo ahora, recortado contra la noche lluviosa, con la nariz recta y los labios delgados delineados por la luz tenue, a Yao Lingling se le nublaron un poco los pensamientos.
Gracias por brillar tan fuerte, por volverte la estrella en el cielo sencillo de mi vida.
Exhaló suave, mirando cómo la lluvia iba amainando.
Qué lástima que esta lluvia sea tan cortita, pensó con un dejo de añoranza.
Lunes, 19 de junio de 2023. Lluvia moderada a nublado. 21–27 °C.
Temprano por la mañana. El cielo estaba oscuro y encapotado.
Las gotas repiqueteaban constantes contra las ventanas; su sonido limpio y rítmico era deliciosamente reconfortante.
Cuando Tang Song abrió los ojos, ya eran las 6:30 a. m.
Se incorporó y se estiró con flojera, sintiéndose fresco y con energía.
Descalzo, bajó de la cama y corrió las cortinas del balcón de la recámara principal.
El mundo más allá del ventanal estaba envuelto en un velo aguado de lluvia.
Los altos edificios a lo lejos se veían borrosos, reducidos a siluetas vagas contra el fondo acuoso.
Tang Song se quedó viendo un rato sin pensar en nada, luego se sentó en la silla de mimbre del balcón.
Encendió la cámara deportiva a su lado, puso un block de dibujo sobre las piernas y tomó un lápiz con naturalidad.
“Ras, ras, ras—”
El sonido suave del grafito llenó el aire.
No tardó en aparecer en la hoja un rostro de elegancia impactante.
Las líneas fluían, los contornos eran exquisitos.
Ojos brillantes, nariz aguileña y una expresión serena miraban al espectador.
Sus labios guardaban una sonrisita enigmática que añadía un aire de misterio y nobleza.
Era el semblante de su póster promocional más reciente.
Tang Song apagó la cámara deportiva y sostuvo la hoja hacia la vista lluviosa y brumosa del exterior.
Su Yu, Su Yu.
Esta tarde llegarás a la Ciudad Yan.
Por fin conoceré a la [celebridad] que he cultivado por seis años.
¿Cómo debería acercarme a ti? ¿Como fan que conoce a su ídolo? ¿Como creador saludando a su creación? ¿O quizá… como iguales?
Sus dedos trazaron suavemente las comisuras alzadas de su sonrisa dibujada, y los suyos se curvaron del mismo modo.
“¡Ding! Felicidades, jugador. Efecto de aura activado. Has disparado una recompensa crítica adicional.”
“¡Ding! Has obtenido un objeto especial: [Poción de Optimización Física Intermedia ×1].”
Al oír las notificaciones seguidas, Tang Song se quedó un instante paralizado antes de romper en una sonrisa emocionada.
¡Había salido un premio extra!
Llevaba más de un mes desde la última activación de suerte. Con una probabilidad del 2%, atinarle se sentía como un golpe de fortuna rarísimo y delicioso.
Inspiró profundo y, gracias a su sistema cardiovascular mejorado, recuperó la calma enseguida.
Entró a su inventario del sistema y encontró un pequeño frasco que brillaba suavemente en naranja, reposando tranquilo en la interfaz.
Le dio clic para ver los detalles:
[Poción de Optimización Física Intermedia]: Optimiza gradualmente el cuerpo, mejora la alineación muscular, realiza ajustes óseos menores, aumenta la flexibilidad y reduce la tensión muscular mientras mejora la coordinación. También incrementa la tasa metabólica basal (Resistencia +1, Agilidad +1).
“¡Nice!” exclamó Tang Song, sin poder contener la emoción.
Objetos así, que brindan mejoras físicas permanentes e integrales, eran joyitas del juego.
La última vez que obtuvo algo parecido fue en su primer misión-desafío, cuando consiguió la [Poción de Optimización Física para Principiantes].
Esa le había subido dos centímetros de estatura.
En comparación, la [Intermedia] se centraba en optimizar músculos, huesos, articulaciones y tejidos conectivos—con bonus de atributos incluidos.
A pesar de sus esfuerzos en postura y correcciones, Tang Song todavía batallaba a veces con memorias musculares viejas que causaban movimientos subóptimos.
Esta poción por fin podría ayudar a que su cuerpo se moviera con mayor armonía y elegancia.
Sin dudar, seleccionó la poción y presionó Usar.
De pronto, un líquido fresco y dulce apareció en su boca.
El sabor era tan rico que parecía que su cuerpo mismo le rogaba: ¡Tómala! ¡Tómala!
“Glup—”
El líquido frío y sedoso le bajó por la garganta, dejando un rastro refrescante.
Un calorcito suave empezó a expandirse desde dentro, llenándole todo el cuerpo con una energía cálida.
Tang Song respiró hondo, corrió al clóset y se puso el outfit [Vigor Ilimitado].
Se dirigió a la sala, desenrolló un tapete de yoga y comenzó una sesión intensa.
Rutinas quema-grasa, lagartijas, sentadillas…
Con cada movimiento, sentía el cuerpo más flexible. Sus acciones se volvían más precisas, eficientes y gráciles.
Aunque su resistencia, aguante y agilidad ya eran notables, siempre lo limitaba cierta rigidez en músculos y articulaciones no entrenados. Algunos gestos se sentían torpes, como si el cuerpo se negara a extenderse por completo.
Ahora, cada movimiento fluía sin restricciones, libre de aquellos topes.
Tras más de una hora de trabajo duro, el calor interno fue bajando poco a poco. Tang Song se detuvo y se quedó quieto, maravillado con la nueva ligereza de su cuerpo.
Flexionó brazos y piernas a modo de prueba, moviéndose con una fluidez que antes era imposible.
La poción había hecho maravillas.
Observó con atención su postura y sus gestos, notando las mejoras.
El balance y la estabilidad de pie estaban claramente mejorados, y su postura era más erguida y elegante. Problemas como encorvarse, anteversión y retroversión pélvica se corrigieron, ahorrándole incontables horas de entrenamiento futuro.
Al aplicar fuerza, la eficiencia muscular se sentía más suave y natural.
El aumento notable de flexibilidad también volvería sus partidos de básquet más dinámicos y vistosos.
Curioso, abrió la interfaz del sistema para ver sus estadísticas:
[Jugador: Tang Song (57′ Encanto)]
[Rol: Presidente, Songmei Fashion]
[Estatura: 182.5 cm | Peso: 80 kg]
[Atributos:]
Constitución: 68
Resistencia: 70 (68+2)
Agilidad: 69 (65+4)
Percepción: 81
[Estado de Activos:]
…
Sus tres atributos principales ya rozaban los 70, ubicándolo firme en el rango de “excelente”.
Mejor aún, su estatura—estancada por un tiempo—había subido otros 0.5 cm.
Tang Song esperaba con ganas ver cuánto más crecerían los efectos con el tiempo.
Tras una ducha rápida, admiró un rato su silueta más refinada en el espejo, y luego, tarareando, se puso a preparar el desayuno.
10:00 a. m., Aeropuerto Internacional de la Ciudad Yan.
Un jet privado Gulfstream G280 aterrizó con suavidad sobre la pista.
De la cabina bajó una mujer alta y deslumbrante, rubia, acompañada de varios asistentes con trajes impecables.
Tras desembarcar, pasaron por el carril VIP hasta el área exclusiva de recepción.
“¡Ms. Kate!” Una mujer pulcra, de bob impecable y porte sereno, alzó un letrero con el nombre de la invitada.
El taconeo rítmico resonó por el pasillo cuando Annie Kate se dirigió hacia ella.
Sus labios se curvaron en una sonrisa encantadora.
“Buenos días, Secretaria Li. ¿Cómo que no vino Mo por mí? ¡Qué sorpresa!” dijo en un inglés fluido, juguetón pero elegante.
La Secretaria Li explicó rápido, también en inglés: “La Srta. Mo tuvo un asunto urgente. La espera en el coche afuera.”
“Está bien, gracias.”
Annie asintió con gracia y siguió a la Secretaria Li hacia la salida.
Llevaba un traje sastre negro con falda; el corte entallado acentuaba a la perfección su figura de reloj de arena.
Su postura era impecable, el paso seguro, y su cabello dorado caía liso sobre los hombros.
Bajo la luz suave, sus rasgos perfectos resaltaban aún más—puente nasal alto, labios llenos y ojos azul profundo que destilaban elegancia y confianza.
El cuello de la blusa, ligeramente abierto, dejaba ver un atisbo de clavículas sugerentes.
Sus hombros rectos irradiaban autoridad, y sus caderas llenas y piernas torneadas insinuaban una vitalidad tanto elegante como potente.
Su presencia atraía miradas de admiración por donde pasaba.
Una belleza de ese calibre destacaría en cualquier escenario.
En el área VIP de recogida, tres camionetas ejecutivas negras aguardaban.
Annie subió al asiento trasero del Maybach que encabezaba el convoy. Cruzando ligeramente sus piernas torneadas hacia un lado, volteó a la mujer sentada junto a ella—Mo Xiangwan—y sonrió.
“Oh, Mo, ¡cuánto tiempo sin vernos! Debes estar feliz de verme, ¿cierto?”
El vehículo arrancó suave, saliendo del aeropuerto.
Mo Xiangwan apretó los labios y soltó un suspiro. “Annie, ¿de verdad era necesario venir hasta aquí a armar lío?”
“¡No, no! No vengo a causar problemas. Vengo en nombre de Jingwu Capital para negociar la adquisición de acciones de Luz y Sombra Media.” A Annie le chispearon traviesos los ojos azules. “Claro, también escuché por Mira (Jin Meixiao) que Song le escribió una canción nueva a Su. Algo de su amor y sus sueños. Naturalmente, me muero de curiosidad.”
“¿Y exactamente qué estás insinuando?” preguntó Mo Xiangwan con cautela.
Annie parpadeó con falsa inocencia. “Escuché que Su se quedará en el depa de Song los próximos dos días. Naturalmente, yo también necesitaré quedarme ahí temporalmente. No me vas a negar hospedaje, ¿verdad? Al fin que somos tan buenas amigas.”
A Mo Xiangwan le dio un tic en el ojo mientras ataba cabos.
Debía de haber sido Su Yu quien le mandó la canción a la amiga cercana de Annie, Jin Meixiao. Eso seguramente molestó a la directora ejecutiva de Smile Holdings.
Últimamente, primero Tang Song se interesó en Zhao Yaqian, el “canario”, y luego mostró sentimientos por Wen Ruan. Claramente, su forma de llevar las relaciones había cambiado respecto a la contención y fidelidad del pasado.
Ahora, con una canción nueva para Su Yu y el concierto de la Ciudad Yan encima, Jin Meixiao debía de estar preocupada de que Tang Song y Su Yu tuvieran “charlas íntimas” durante este periodo.
Pero Jin Meixiao no era alguien que violara abiertamente los deseos de Tang Song, ni podía viajar personalmente a la Ciudad Yan.
Así que probablemente envió a Annie, su mejor amiga y compañera de universidad, a encargarse del asunto.
En Estados Unidos, los grandes intereses de capital son los verdaderos gobernantes, y su influencia global es incuestionable.
Annie Kate, como una de las herederas de la Familia Kate, representaba un poder importante, vital para el creciente imperio de negocios de Tang Song.
Su Yu, entendiendo esa dinámica, jamás pondría en riesgo los intereses de Tang Song; por lo tanto, tampoco se opondría a Annie abiertamente.
“Su Yu llegará a la Ciudad Yan a las 4 p. m. Lo hablas con ella entonces”, dijo Mo Xiangwan, respirando hondo, resignada.
Francamente, no le molestaría que Tang Song y Su Yu se vieran—e incluso pasaran una noche juntos.
Eso completaría la transformación de Su Yu en un “canario” verdaderamente deslumbrante.
“¡OK!” Annie se echó el cabello dorado hacia atrás y sonrió con picardía. “Hablando de Song, hace siglos que no lo veo. Incluso le preparé una sorpresa especial antes, pero Mira se enteró, me regañó días y hasta le habló a mi papá. Creo que Song me debe una disculpa en forma.”
“¿Una sorpresa?” Mo Xiangwan arqueó una ceja, curiosa.
No recordaba nada capaz de provocar a Jin Meixiao a tal grado.
Annie se encogió de hombros. “Una vez, en un correo, Song mencionó que admiraba a unas cuantas estrellas de cine para adultos estadounidenses. Hace poco adquirí una agencia de talento y pensé que sería divertido regalársela cuando nos viéramos.”
El pecho de Mo Xiangwan subió y bajó con fuerza mientras reprimía la exasperación.
“Annie, creo que Tang Song estaba bromeando. Nunca ha mostrado un interés real en esas cosas.”
La sonrisa de Annie se volvió deslumbrante. “Si tienes chance, ¿por qué no se lo preguntas tú misma? Yo solo quiero ver su reacción.”