Maximizar el carisma y heredar los recursos del juego - Capítulo 253
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- Capítulo 253 - Mi novia es Su Yu
En el camión de la Ruta 101, Yao Lingling iba sentada cerca de la puerta trasera, mirando distraída por la ventana.
En las manos llevaba dos bolsas grandes y en los hombros traía una mochila.
Su familia vivía en las afueras de la Ciudad Yan. Con dos transbordos de camión le bastaba para llegar, aunque por lo retirado del lugar el trayecto hasta la Torre Comercial Yuhua, donde estaba Shangya Fashion, se hacía bastante largo.
Por el tema del traslado, ella y su roomie rentaban un depa en el fraccionamiento Jardín Flor de Estrella.
Hace un tiempo, Zhang Jiahong se había mudado. Desde entonces, contactó a algunos compañeros de la escuela; dos se interesaron, pero sus contratos actuales aún no vencían. Hasta el próximo mes podrían decidir si se cambiaban o no.
Al escuchar el anuncio automatizado de la siguiente parada, Yao Lingling volvió en sí. Se levantó con prisa y caminó hacia la puerta.
El vehículo se desaceleró, se abrieron las puertas y ella bajó con sus bolsas.
“Fiu~”
Una ola de calor la golpeó y enseguida le brotaron gotas de sudor en la frente.
Con más de 30 °C, aunque el cielo estaba nublado, hacía tanto calor como bochorno—una combinación verdaderamente sofocante.
Dejando las bolsas en el suelo, Yao Lingling sacó el celular del bolsillo de sus jeans. Revisó el horario y vio que la siguiente Ruta 39 tardaría otros 15 minutos.
Le entró un mensaje de Li Shumin preguntándole cuánto se iba a tardar.
Calculó rápido el tiempo y contestó con unos textos cortos.
Luego abrió el chat con Tang Song y dejó un mensaje:
“Senpai, llegaré al fraccionamiento Jardín Flor de Estrella en unos 50 minutos. Me traje comida rica de mi casa. ¡Cáele temprano para que la pruebes!”
Tras enviarlo, sonrió y le dio palmadas a una tote bag blanca a sus pies.
Su familia tenía una sastrería y, en esta ocasión, se había llevado a casa prendas de muestra y telas para hacerle un par de juegos extra a Tang Song.
Para la ropa deportiva, con lo que suda cuando corre, siempre conviene tener de repuesto.
Era su pequeña sorpresa para él. Al fin y al cabo, su senpai se había portado muy bien con ella—lo justo era corresponderle.
Mientras esperaba el camión, escuchaba la plática a su alrededor.
Su mirada vagó por los alrededores y no pudo evitar suspirar: “De veras que sí viene Su Yu.”
Anuncios en la parada, pantallas 3D, espectaculares LED, playeras de los peatones…
En estos días, caminar por la Ciudad Yan significaba encontrarse su promoción por todos lados.
Después de abordar, Yao Lingling llegó pronto al fraccionamiento Jardín Flor de Estrella.
Al acercarse al Edificio 8, una figura familiar salió de la sombra de un árbol.
Era Xiao Mingxuan, con ropa casual de moda, una mano en la bolsa y una sonrisa brillante en el rostro. “¡Hola, Lingling! ¡Qué casualidad encontrarte aquí!”
“Pfft—” A Yao Lingling se le escapó la risa y los ojos se le curvaron de diversión. “Ay, por favor, este es mi edificio. ¿Cómo que casualidad? Ya en serio, ¿Minmin te dijo que estaba aquí?”
“No tienes sentido del humor,” dijo Xiao Mingxuan negando con la cabeza y extendiendo la mano. “Minmin estaba preocupada de que batallaras con tus cosas, así que me mandó a ayudarte.”
“Va, gracias,” respondió Yao Lingling, pasándole una bolsa llena de verduras frescas y comida preparada que había traído de su casa.
No le sorprendía verlo ahí.
Últimamente, él y Li Shumin se habían acercado gracias a los esfuerzos deliberados de ella por caerle bien. Seguido jugaban y comían juntos.
Tenía que admitirlo: de verdad era un buen tipo.
A pesar de ser el hijo del jefe, Xiao Mingxuan siempre era amable y accesible, tratando a la gente más como amigos que como subordinados.
Los dos charlaron con naturalidad mientras subían al quinto piso.
Cuando abrieron la puerta del 501, los recibió una Li Shumin que salió casi corriendo.
“¡Ah, Lingling, por fin volviste! ¡Dos días! ¡Dos días enteros! En la noche estuve sola y me dio tanto miedo que ni dormí bien.”
Con una sonrisa pícara, Xiao Mingxuan la molestó: “Ay, Minmin, ¿por qué no lo dijiste antes? Yo te hacía compañía. Hasta podíamos hacer dúo en ranked con pasión por la noche.”
La cara de Li Shumin se puso color betabel y tartamudeó, sin saber qué responder.
Le gustaba el hijo del jefe, pero como sabía que su apariencia y figura eran del montón, no se atrevía a expresar lo que sentía.
Los tres se sentaron en el sofá y charlaron un rato.
Mordiendo la manzana que Li Shumin le había dado, Xiao Mingxuan sonrió y dijo: “Lingling, en realidad vine hoy para hablar de algo contigo.”
“¿De qué?” preguntó ella, mirándolo con curiosidad.
Con un chasquido de dedos y echándose un poco hacia adelante, a Xiao Mingxuan se le encendieron los ojos de entusiasmo. “Este fin de semana hablé largo y tendido con mi papá. La empresa va a lanzar una nueva unidad de negocio para relanzar una marca de ropa. Me ha ido bien desde que entré, así que mi papá me va a encargar este proyecto.”
Luego expuso el plan de negocios de la empresa.
Shangya Fashion, en su estado actual, operaba principalmente marcas de gama media a baja.
Para seguir creciendo, la empresa tenía que ir hacia arriba.
La nueva marca apuntaría a moda femenina de alta gama.
El plan era reunir a los mejores diseñadores de la compañía, reclutar a un veterano de la industria para liderar el equipo y enfocarse en creatividad y calidad, en vez de producción masiva o recortes de costos.
La marca enfatizaría diseños únicos, innovadores y personalizados, con la meta de posicionarse como marca estratégica de alta gama de Shangya mediante marketing digital y campañas en medios online.
Al terminar su exposición, Xiao Mingxuan preguntó con confianza: “Entonces, Lingling, ¿cómo lo ves? ¿Te interesaría unirte? Es una oportunidad fantástica.”
A un lado, el corazón de Li Shumin latía a mil y deseaba poder soltar un “¡sí!” de una vez.
Por desgracia, como asistente sin logros que presumir, sabía que Xiao Mingxuan ni siquiera la tenía en el radar.
Yao Lingling, en cambio, bajó la cabeza a pensar. Tras una breve pausa, se mordió el labio y negó.
“Perdón, Mingxuan. Siento que ahora mismo no estoy calificada para algo así. Si me meto de golpe, la gente va a hablar, y podría afectar tanto tu reputación como la de la empresa.”
Como una de las principales compañías de diseño de la Ciudad Yan, Shangya tenía una reputación sólida.
Y como único heredero del dueño, Xiao Mingxuan tenía la autoridad para poner en marcha un proyecto así.
Pero Yao Lingling tenía los pies en la tierra. Sabía que sus habilidades y credenciales todavía no daban el ancho. Si la metían a la fuerza, sin duda atraería chismes de los colegas.
No era ajena al interés que Xiao Mingxuan tenía en ella. Pero como no sentía lo mismo, prefería no deberle demasiado—eso podía llevar a decisiones de las que luego se arrepentiría.
“Eh…” Xiao Mingxuan se quedó un momento pasmado por el rechazo. Tras una pausa, dijo: “¿Qué tal si lo piensas? No hay prisa. Todavía estamos buscando a ese veterano de la industria a través de Deju Renhe, y eso seguramente no quedará listo sino hasta finales del próximo mes.”
A un lado, Li Shumin empujó a Yao Lingling con el pie, con el rostro encendido de frustración. “Sí, sí, Lingling. Piénsalo bien. No tomes una decisión precipitada.”
¡Esta niña mensa!
Esto es clarito un proyecto mayor montado por el presidente para foguear a su hijo. Le van a meter recursos y conexiones a lo grande, y hasta podría convertirse en la marca insignia de Shangya en el futuro.
¡¿Cómo rechazas una oportunidad tan increíble para trepar hasta arriba?!
Yao Lingling estaba por decir algo más cuando Xiao Mingxuan añadió: “Una cosa más—el concierto de Su Yu es pasado mañana. Un amigo va a organizar una celebración en su bar y apartó un lugar con súper vista para ver la transmisión en vivo. ¿Por qué no vamos todos?”
“¿Eh? ¡Suena padrísimo! ¡Tenemos que ir!” exclamó Li Shumin con entusiasmo. “Mingxuan, mándanos la dirección luego.”
“¡Claro! Me encargo de tenerles todo bien arreglado,” respondió Xiao Mingxuan con una sonrisa.
Viendo lo emocionada que estaba Li Shumin, Yao Lingling no pudo más que sonreír y asentir. “Gracias, Mingxuan.”
No era fan de los bares y nunca había ido a uno. Pero justo después de rechazar la propuesta anterior, se le hacía grosero volver a negarse.
Charlaron un rato más y luego Xiao Mingxuan revisó el celular. Sonrió y dijo: “Ya casi son las 6. Supongo que no hay bronca si me quedo a cenar, ¿verdad?”
“¡Obvio! ¡Más que bienvenido!” dijo Li Shumin dándose un golpecito en el pecho con confianza. “Yo te cocino. ¿Qué se te antoja?”
En eso, sonó el celular de Xiao Mingxuan.
Miró el identificador y su expresión se congeló por un instante. Pidió disculpas y salió al pasillo a contestar.
Volvió a los pocos minutos, con cara un tanto incómoda. “Perdón, pero me surgió algo urgente. Me tengo que ir.”
La cara de Li Shumin se desinfló de inmediato. “Ni modo, será para la próxima. Ya te presumiré mis dotes de chef.”
“Vamos a despedirte,” ofreció Yao Lingling, aliviada en secreto.
Le venía bien—Tang Song llegaría pronto y tener a Xiao Mingxuan ahí al mismo tiempo habría sido medio incómodo.
Los tres bajaron juntos por las escaleras.
Al llegar al estacionamiento, a Li Shumin se le iluminaron los ojos al ver un Porsche Cayenne cerca.
¡El tipo perfecto!, pensó.
Xiao Mingxuan era la imagen del alto, guapo y con lana, con gran carácter y ambición.
Si me casara con alguien así, la vida sería un sueño.
“Piensa lo que te dije, Lingling. De verdad admiro tu carácter y tus habilidades,” dijo Xiao Mingxuan, abriendo la puerta del conductor. “Bueno, ¡nos vemos!”
“¡Bye, maneja con cuidado!”
“¡Bye-bye~!”
Justo cuando encendía el coche, el zumbido de una moto se oyó a lo lejos.
Una Ninja 400 negra y estilizada se acercó veloz.
A Yao Lingling se le iluminó la cara de alegría. Saludó con entusiasmo y gritó: “¡Senpai, acá!”
La moto se detuvo junto a ella.
Tang Song se quitó el casco y mostró una sonrisa brillante y encantadora. “Buenas tardes, Lingling, Minmin.”
“Buenas tardes, Senpai,” respondió Yao Lingling, adelantándose y tomándole el casco con naturalidad. “Yo te lo subo.”
“Senpai, ya llegaste,” dijo Li Shumin, parpadeando al caer en cuenta. Ya tenía bastante clara la idea de lo que sentía Yao Lingling.
No podía negarlo—este senpai era indudablemente más atractivo que Xiao Mingxuan.
Con ropa ligera y moderna, los brazos de Tang Song, al desnudo, dejaban ver líneas musculares definidas y sólidas.
Su figura alta y proporcionada, la nariz recta y los labios delgados desprendían una vibra pulida y carismática.
¿Y llegar en moto? Pura facha y encanto.
Con razón a Lingling le gustaba.
El rugido del Porsche Cayenne al arrancar la sacó de sus pensamientos.
Desde dentro del coche, Xiao Mingxuan se asomó por la ventana. “Oye, bro, ¿me haces campito? Ya me voy.”
“Claro,” respondió Tang Song, moviendo la moto a un lado.
Cuando el Porsche se perdió de vista, Li Shumin miró alternando entre Tang Song y el cajón de estacionamiento vacío.
No pudo evitar chasquear la lengua.
El senpai está increíble, pero Xiao Mingxuan tampoco está nada mal.
Si yo tuviera que elegir…
Bueno, ese tipo de dilemas solo pasan en las novelas.
Al entrar al depa de siempre, Yao Lingling puso el casco de Tang Song con cuidado en un estante y sonrió: “Senpai, te enseño la ropa que te hice.”
“¡Va!”
Tang Song la siguió a la recámara.
Del rincón, Yao Lingling sacó una bolsa blanca grande y empezó a sacar prendas dobladas con esmero, el rostro lleno de emoción.
“¡Aquí está! En casa les pedí a mis papás que me ayudaran a hacerte dos juegos más de ropa deportiva y de diario. También te hice un traje de negocios con base en los diseños que me mandaste antes. Todo ya está lavado y listo. ¡Pruébatelos! Te tomé medidas bien detalladas la vez pasada, así que deben quedarte perfectos.”
Al ver la ropa apilada en la cama, Tang Song sintió una oleada de gratitud.
Esta junior suya, aunque no tenían tanto de conocerse, de verdad se fijaba con cuidado y era minuciosa con sus necesidades.
Tomó un juego de ropa [Vigor Ilimitado], con un leve aroma a detergente. Pasó los dedos por las costuras prolijas y dijo con sinceridad: “Gracias, Lingling. Le invertiste mucho esfuerzo.”
Yao Lingling sonrió radiante y agitó la mano, quitándole importancia. “¡Ay, no es nada! Tú también me has ayudado un buen, Senpai. Si de verdad me quieres agradecer, ¿qué tal si luego me das una vuelta más larga en la Ninja 400?”
Tang Song asintió alegre, encontrando su mirada. “¡Hecho! ¡Te enseño como se debe!”
Habiendo absorbido conocimientos del [Manual de Habilidad de Conducción de Motocicleta], sus aptitudes al manejar eran de primera.
Sus miradas se cruzaron y a Yao Lingling se le tiñeron de rojo las mejillas al recordar la vez que se sentó detrás de él en la moto.
“Bueno, Senpai, tú ve midiéndote la ropa. Yo me pongo con la cena,” dijo, dándose la vuelta con prisa.
“Listo. Gracias, Lingling.”
La puerta se cerró con un clic.
Tang Song se puso el outfit pieza por pieza: trusa deportiva negra, playera deportiva gris oscuro, shorts deportivos negros y tenis grises transpirables para correr.
La ropa coincidía con sus bocetos a la perfección, desde los patrones de costura y detalles decorativos hasta los botones y la tela.
La única diferencia menor eran los tenis, que había comprado por separado. Aun así, el conjunto lucía y se sentía impecable.
Abrió la interfaz del sistema, entró al [Centro de Atuendos], seleccionó [Vigor Ilimitado] y lo equipó.
Un resplandor naranja destelló brevemente.
[Compatibilidad actual del atuendo: 100%. Todos los efectos activados por completo.]
Al instante, una sensación fresca y ligera lo recorrió.
+2 Resistencia, +4 Agilidad. ¡Obtenido!
Tang Song sonrió emocionado. Se dejó caer al piso para hacer unas flexiones, saboreando los efectos completos del outfit [Vigor Ilimitado].
El aumento de resistencia se notaba en especial, y el material absorbente y transpirable se sentía buenísimo.
La diferencia entre 90% y 100% de compatibilidad era solo del 10%, pero aun así la percibía—seguro había algún buff oculto.
Después de guardar con orden las demás prendas en la bolsa, Tang Song echó un vistazo a la recámara.
Serían unos 12 metros cuadrados; mobiliario sencillo, pero todo meticulosamente organizado, con stickers y papel tapiz que le daban un toque personal.
Sus ojos se posaron en el escritorio, cubierto con un montón de hojas de bocetos y varias herramientas de dibujo.
Curioso, hojeó un par de páginas.
Eran diseños de ropa, incluidos los que él le había mandado.
Se notaba que Yao Lingling era una persona aplicada y detallista.
Un boceto en particular le llamó la atención y parpadeó sorprendido.
Era una escena del día que salieron a rodar: una calle tranquila bajo la luz de las lámparas, él con el outfit [Susurros de Verano] a lomos de la dinámica Ninja 400.
Vaya, sí que me veo facherito, pensó Tang Song, admirando el dibujo con tantita autocomplacencia. Le tomó una foto antes de colocarlo con cuidado de vuelta.
Al salir de la recámara, un aroma apetitoso lo recibió de inmediato.
El zumbido de la campana extractora y el golpeteo rítmico de la espátula venían de la cocina.
Tang Song se asomó a la entrada y vio a Yao Lingling afanada cocinando.
Al sentir su mirada, Yao Lingling volteó y su rostro se iluminó de gusto. “¡Te quedó perfecto el atuendo! ¡Te ves guapérrimo!”
“Eso es gracias a tu mano, Lingling.”
“Jaja, ¡gracias por el piropo!” dijo, señalando los platillos en la barra. “Ya casi está la cena. Todo esto lo preparó mi mamá en casa: puerco estofado, res a la soya, pollo picosito y bollos al vapor alcalinos caseros. ¡Quedan riquísimos!”
El aroma flotaba en el aire, denso y sabroso.
Mirando a Yao Lingling trabajar en la cocina, Tang Song no pudo evitar sonreír.
Ella era cálida, genuina y alegre, irradiando una amabilidad y comodidad que hacían que estar con ella fuera facilísimo.
Del baño salió Li Shumin, sonriendo: “La mamá de Lingling sí que cocina deli. Cuando estábamos en la escuela, a las del dormitorio nos encantaba ir a comer a su casa.”
Pronto, la cena quedó servida.
El puerco estofado, brillante con un tono café rojizo, se deshacía en la boca—jugoso y sabroso sin empalagar.
La res a la soya, con textura firme pero elástica, tenía el punto exacto de sal y un aroma profundo.
Los bollos alcalinos al vapor, amarillitos pálidos, traían un dejo de alcalino que combinaba perfecto con cada bocado, volviéndose más fragantes conforme se masticaban.
Tras la comida, Tang Song quedó completamente satisfecho.
Mirando a la junior sentada enfrente, preguntó: “Lingling, ¿estás libre el martes en la noche?”
Li Shumin parpadeó, sorprendida. “Senpai Tang Song, no me digas que hablas del concierto de Su Yu.”
A Yao Lingling se le detuvo tantito el corazón. Pensó que Tang Song la invitaría a salir a pasear.
Tang Song asintió con una sonrisa. “Sí, el Concierto de Su Yu 2023. ¿Quieres ir?”
Otra junior, Zhang Jiahong, vivía cerca del Segundo Anillo Norte, no lejos del Centro Olímpico. Le daba curiosidad ver cómo reaccionarían las tres al ir al evento en vivo.
La expresión de Yao Lingling se llenó de alegría. “¡Sí, estoy libre! Dudo que alguien tenga ánimo para hacer horas extra ese día—todos vamos a estar pensando en el concierto.”
Comparado con ir al bar con Xiao Mingxuan, prefería mil veces pasarla con su guapo y atento senpai viendo el live.
Al ver lo emocionada que estaba Yao Lingling, Li Shumin se mordió el labio.
Si a Lingling no le latía ir al bar con Xiao Mingxuan… ¡ella podría “sacrificarse” y disfrutar la experiencia!
“¡Atención, Senpai!” dijo Li Shumin con seriedad. “Yo ya quedé con mis compas del trabajo para ir al bar esa noche. Que se la pasen increíble.”
“Está bien,” asintió Tang Song. “¿Y Jiahong?”
Yao Lingling soltó una risita. “Es fan hardcore de Su Yu. Le pregunté hace rato y piensa ir a echar porras afuera del estadio esa noche.”
“Perfecto,” dijo Tang Song. “Espérenme tantito.”
Se levantó, fue a la entrada y tomó dos invitaciones de su mochila. Las puso frente a Yao Lingling.
“Son dos asientos consecutivos. Tú y Jiahong pueden ir juntas y hacerse compañía,” dijo.
“¿Eh?” Yao Lingling se quedó helada, confundida. “¿Cómo que…?”
Abrió los ojos cuando la cayó el veinte y le empezó a temblar un poco el cuerpo. “Estas… No puede ser. ¿Son… boletos del concierto?”
Tang Song asintió. “Ajá. Nomás escaneen el QR para canjear los electrónicos. Son VIP del círculo interior, muy cerca del escenario. ¡Disfruten!”
A su lado, Li Shumin se quedó pasmada un instante antes de arrebatar una de las invitaciones.
Al leer el texto de la tarjeta, se le puso la cara roja, luego pálida, y luego fría como el hielo.
Tang Song no estaba bromeando—hablaba en serio del concierto.
Y no eran boletos cualquiera. Eran VIP del círculo interior del concierto de Su Yu, con precio de 2,688 yuanes cada uno.
Pero el valor no era solo el dinero. Eran prácticamente imposibles de conseguir. Invitaciones así solían destinarse a socios, celebridades o gente de la industria.
Si alguien pusiera uno en reventa, el precio se multiplicaría fácil por diez.
“E-esto… es demasiado,” balbuceó Yao Lingling, negando con fuerza. “No puedo aceptar esto, Senpai. No me asustes así.”
Tang Song la miró con seriedad. “Me has hecho un montón de ropa y hoy probé la comida deliciosa de tu mamá. Te estoy muy agradecido. Por favor, acéptalos.”
A Yao Lingling le daba vueltas la cabeza y no sabía qué decir.
Mientras tanto, a Li Shumin le temblaron los labios y soltó: “S-senpai, ¿cómo demonios conseguiste estas invitaciones?”
Hasta alguien como Xiao Mingxuan, un junior con lana, solo podía ver la transmisión en un bar afuera del recinto.
¿Y este senpai “de aspecto normalito” tenía conexiones para conseguir algo tan exclusivo?
Tang Song alzó las cejas con una sonrisa radiante. “Su Yu es mi novia. Ella me dio las invitaciones.”
Su Yu llegaría a la Ciudad Yan mañana por la tarde. Al día siguiente se reuniría con su agente, Mo Xiangwan, y se prepararía para el concierto.
En cuanto a esta [celebridad] que había desarrollado en el juego, Tang Song no pudo evitar sentir una oleada de emoción.