Maestro del Debuff - Capítulo 902

  1. Home
  2. All novels
  3. Maestro del Debuff
  4. Capítulo 902
Prev
Next
Novel Info
                 

—Sí, Su Majestad. Es un cuervo de tres patas. Pero… ¿cómo sabe usted sobre eso? —preguntó Quandt, sorprendido de que Siegfried conociera a esa bestia mítica.

—Ah, no es que tenga relación con la bestia como tal, pero sí con este pequeñín —respondió Siegfried, invocando al Cuervo de Tres Patas.

—¡Kyaaaak! ¡Caw! ¡Caw!

Entonces, la criatura que siempre recogía los objetos por Siegfried apareció y se posó elegantemente en su antebrazo.

—¡¿Q-qué…?! —exclamó Quandt.

Lo había visto antes, revoloteando para recuperar objetos para Siegfried, pero nunca se había dado cuenta de que en realidad era una bestia mítica… bueno, al menos su aparición. Solo lo había vislumbrado de pasada, era demasiado rápido para observarlo con detalle.

—¿E-ese es el Cuervo de Tres Patas?

—Es más bien como una ilusión, ¿no? —respondió Siegfried, y luego le preguntó al cuervo—. Oye, tú no eres el verdadero, ¿cierto?

—¡Caw! ¡Caw!

El cuervo graznó un par de veces como si respondiera a su pregunta.

—Wow… Aunque no sea el verdadero, ver su aparición ya es algo notable. Una forma espectral de una criatura mítica como esta debe de poseer habilidades extraordinarias.

—¿Eso crees? —preguntó Siegfried, rascándose la cabeza, confundido. Para él, el Cuervo de Tres Patas no era más que una mascota que le ayudaba a recoger objetos, así que nunca lo había considerado como algo impresionante.

—Su Majestad sabe bien que encontrar al verdadero Cuervo de Tres Patas es imposible.

—Sí, me lo imaginaba.

Ya le estaba costando trabajo encontrar un fénix para completar una de sus misiones… ¿cómo iba a encontrar algo aún más raro?

—Pero… tenemos la Omnistone —dijo Quandt.

—¿Eh?

—Si logramos arrancarle algunas plumas… tal vez podamos usar la Omnistone para generar más plumas.

—…!

—No será fácil, pero si lo conseguimos… podríamos producir más de estas túnicas.

—¡Ooooh! —exclamó Siegfried, encantado con la idea.

Si lo que Quandt decía resultaba posible, esa túnica sería increíblemente útil contra el Caballero Azul de la Muerte.

Todo lo que necesitaban era evadirlo a toda costa. Si la Túnica de los Muertos lograba engañarlo o anular su habilidad única, sería un recurso invaluable.

—Puede que sea una aparición, pero… ¿me permitiría intentar arrancarle unas plumas, Su Majestad? —preguntó Quandt.

—¿Arrancarle las plumas? —Siegfried ladeó la cabeza.

—Sí, Su Majestad.

—Pero… ¿es una aparición? ¿Eso funcionaría?

—Solo porque sea una aparición no significa que sea un espejismo sin sustancia —dijo Quandt. Luego miró al cuervo—. Es una aparición con forma propia, así que creo que es posible.

—¿Cuántas plumas necesitas?

—Para replicarlas con la Omnistone, necesitaríamos bastantes muestras… probablemente… ¿tantas como para cubrir a un cuervo completo?

—¡¿Q-q-q-qqué?! —Siegfried saltó del susto—. ¡¿Necesitas todas sus plumas?!

—Sí, necesitamos muchas muestras para garantizar precisión en el análisis del material, así que…

—Oye… eso suena algo extremo. ¿No deberíamos preguntarle primero si está de acuerdo? —Siegfried miró al cuervo, buscando su reacción.

—Jeje… Cierto —rió Quandt.

El viejo herrero no tenía intención de despojarlo por la fuerza. Era un artesano apasionado por su oficio, pero también valoraba la ética.

Por lo tanto, arrancarle todas las plumas sin su consentimiento sería cruel, algo que Quandt no quería hacer.

—¿Podría Su Majestad pedirle su permiso? —solicitó Quandt.

—¿D-debería?

Ambos dirigieron la mirada al Cuervo de Tres Patas.

—¡¿Caw?!

El cuervo se puso rígido al recibir sus miradas. Parecía confundido, inclinando la cabeza.

‘Supongo que no pierdo nada con preguntar…’

Siegfried se sentía algo culpable, pero no le quedaba otra opción. Tenía que intentar convencerlo.

—Eh… este…

Intentó preguntar, pero se le trabaron las palabras.

—Tú…

—¿Caw?

—¿Estarías de acuerdo si… te arrancamos unas plumas?

—¡¿Caw?!

El cuervo pareció entenderle, pues se estremeció y empezó a sudar frío.

—Esto es muy importante. Podrías ayudar a proteger el mundo.

—…

—Entonces… ¿nos donarías unas plumas?

—…

—¡Por favor, te lo ruego!

Siegfried se arrodilló y empezó a hacer reverencias frente al cuervo. ¿Por qué se humillaba tanto? Porque buscar al verdadero Cuervo de Tres Patas sería mucho más difícil que pedirle esto.

Además, pedirle plumas era como pedirle a alguien que le arrancaran el cabello… era una petición demasiado abusiva.

—Las plumas vuelven a crecer, ¿verdad?

—…

—No es para mí. Sabes que he estado luchando por proteger este mundo, ¿no?

—…

—Sé que es una petición absurda, pero si sacrificas un poco, podrías salvar muchas vidas. Y como dije, te volverán a crecer.

Quizá sus palabras llegaron al corazón del cuervo.

Este asintió con resignación y graznó débilmente:

—Caw…

—¡¿De verdad?! —Siegfried abrió los ojos, sorprendido.

El cuervo volvió a asentir y soltó un par de graznidos:

—¡Caw! ¡Caw!

—¡Gracias!

—¡Caw! ¡Caw!

—¡No olvidaré tu sacrificio!

—¡Caw! ¡Caw!

—Voy a empezar, ¿de acuerdo?

—¡Caw!

—¡Gracias!

Tras recibir el permiso, Siegfried sujetó el ala del cuervo.

—Adelante, maestro herrero.

—E-está bien —titubeó Quandt.

Y así comenzó a arrancarle las plumas.

Tenían que actuar rápido, ya que el cuervo podría cambiar de opinión en cualquier momento.

—¡C-Caaaaw! ¡Caaaw!

El cuervo chillaba de dolor, revoloteando con fuerza mientras le quitaban las plumas.

Siegfried no sabía si las apariciones podían sentir dolor, pero parecía que esta sí.

—¡Lo siento! ¡Aguanta un poco más! ¡Eres fuerte, tú puedes! —le animaba Siegfried, canalizando Maná y Poder Divino para inmovilizarlo.

Si seguía resistiéndose, le costaría más a Quandt terminar el trabajo.

Así, en un verdadero acto de sacrificio, el Cuervo de Tres Patas soportó la dolorosa experiencia.

Unos diez minutos después…

—¡L-lo conseguí! —exclamó Quandt, dando un paso atrás con ambas manos llenas de plumas.

—Buen trabajo —dijo Siegfried, soltando su agarre.

Se giró hacia el cuervo, dispuesto a darle las gracias nuevamente, cuando…

—Realmente te esforzaste. Gracias…

En ese momento…

—¡Pfft! —Siegfried soltó una carcajada, tapándose la boca.

‘¡P-¡Parece un pollo hervido! ¡Pfft!’

Sin sus plumas, el Cuervo de Tres Patas parecía un pollo desplumado listo para el caldero.

—¡L-lo siento! ¡Pfft! D-de verdad, gracias —intentaba disculparse Siegfried, conteniendo la risa.

—Caw… Caaaw…

El pobre cuervo lloraba tristemente con la cabeza agachada. Para colmo…

¡Plop! ¡Plop…!

Empezó a soltar lágrimas de humillación.

—V-ve a descansar…

—Caw…

Y con eso, el cuervo desplumado desapareció.

‘¿No será que ahora se negará a aparecer otra vez?’ pensó preocupado Siegfried.

Luego miró a Quandt:

—¿Qué tal están las plumas?

—Hmm… —Quandt las examinó—. No son plumas reales, pero tampoco son materia ordinaria.

—¿Oh, en serio?

—Es ectoplasma, una materia creada a partir de energía espiritual pura. Si la refinamos con la Omnistone, debería replicar el efecto de las plumas reales.

—¡Ooooh!

—Lo intentaré.

—Por favor, lo dejo en sus manos.

Así, Siegfried dejó la tarea a Quandt y salió del taller.

Después fue a cenar con Brunhilde y Verdandi.

Tras la cena, le leyó un cuento a Verdandi para que se durmiera.

—Y entonces, el conejito…

ZzZZz… Zzz…

Verdandi ya estaba dormida.

—Duerme bien, mi preciosa, hermosa, adorable y brillante hija —susurró Siegfried, besándole la frente antes de salir en silencio.

Luego fue a buscar a Brunhilde.

Pero ella también dormía.

‘Mejor no la despierto’, pensó.

Últimamente Brunhilde estaba agotada de cuidar a Verdandi.

‘Lo siento…’

Siegfried sentía culpa y gratitud por Brunhilde. Aunque pasara todo el tiempo con ellas, nunca sería suficiente.

Pero él era alguien especial en este mundo, obligado a correr de un lado a otro para protegerlo.

Por eso, siempre que podía, les dedicaba todo su tiempo como esposo y padre.

‘Que descanse’, pensó, sonriendo.

Le echó un último vistazo y se dirigió a la puerta de teletransporte.

Solo quedaba una semana para el gran festival de la victoria que el emperador Stuttgart preparaba. Aprovecharía para avanzar en la misión ¡Oh, Gran Vida!.

[¡Oh, Gran Vida!]

[Invocar a Terra, la Encarnación de la Vida, para enfrentar al Caballero Azul de la Muerte.]

[Tipo: Misión Épica]

[Progreso: 0%]

  • Fénix
  • Cáliz de Gaia
  • Sangre de Neptuno

‘Hmm… Neptuno es el dios del mar. Debería visitar su iglesia.’

La Gran Grieta del Norte podía descontrolarse en cualquier momento. Tenía que avanzar lo más que pudiera.

‘Pero… ¿Sangre de Neptuno? ¿Eso es algo que siquiera pueda conseguir?’

Justo entonces…

—¡Kyuuuuuuuu!

A lo lejos, Hamchi venía corriendo y gritando.

—¿Eh? ¿Hamchi?

Siegfried se iluminó al verlo.

Mientras estuvo en la enfermería recuperándose, se había sentido vacío sin su compañero.

—¡Oye! ¡Hamchi! ¿Ya te sientes mejor?

—¡Kyuuu! ¡Corre, amo idiota! ¡Corre!

—¿Eh? ¿Por qué?

—¡Solo corre! ¡Y llévame contigo!

—¿Eh? ¿Qué le pasa?

Algo era distinto en Hamchi… había engordado tanto que parecía un cerdito en vez de un hámster.

¡Boing! ¡Boing! ¡Boing!

Corría, sí… pero parecía que avanzaría más si rodaba.

—¿Qué… qué demonios le pasó? —murmuró Siegfried.

En ese momento…

—¡Kyaaaaak! ¡¿A DÓNDE CREES QUE VAS?!

Desde la distancia, Mochi venía corriendo con un mazo en mano.

—¡Amo idiota! ¡Llévame contigo! ¡TE LO RUEGOOO! ¡Kyuuu! —suplicaba Hamchi.

—¿Ese pobre tipo… estaba siendo engordado a la fuerza? —susurró Siegfried, horrorizado.

Viendo lo gordito que estaba Hamchi y cómo huía, no podía pensar en otra explicación.

Prev
Next
Novel Info

MANGA DISCUSSION

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

You must Register or Login to post a comment.

Apoya a este sitio web

Si te gusta lo que hacemos, por favor, apóyame en Ko-fi

© 2024 Ares Scanlation Inc. All rights reserved

Sign in

Lost your password?

← Back to Ares Scanlation

Sign Up

Register For This Site.

Log in | Lost your password?

← Back to Ares Scanlation

Lost your password?

Please enter your username or email address. You will receive a link to create a new password via email.

← Back to Ares Scanlation

Premium Chapter

You are required to login first