La Esposa es lo Primero - Capítulo 28

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  4. Capítulo 28 - Un mal presagio
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El cuarto príncipe recibió este obsequio de felicitación, pero ni siquiera pudo alegrarse un poco por ello. Era plenamente consciente de que esta concubina era la que el Príncipe Mayor le había entregado a Jing Shao en el pasado. Ahora que Jing Shao se la había enviado intacta, él ni siquiera podría saber cómo deshacerse de ella. Estaba claro que los hermanos mayores podían enviar bellezas a sus hermanos menores, pero no había un fundamento que establezca que los hermanos menores podían enviar para sus hermanos mayores una concubina. Por lo que por debajo de él, no habían otros hermanos que hubieran alcanzado ya la mayoría de edad.

 

 

 

A su vez, Jing Shao, de hecho ya había terminado de copiar los libros de guerra hace un tiempo, pero era sólo por el hecho de que después de vivir tan tranquilamente durante todos esos días, él ya no quería regresar a la corte matutina.

 

 

 

Mu Hanzhang lo instó a que vuelva a la corte lo más pronto posible. —La situación en la corte está cambiando rápidamente, y ahora que el Cuarto Príncipe ha regresado a su labor en la corte, es mejor que tengas más cuidado.

 

 

 

Así que, llevó a Ge Rouyi con el «Fantasma de nueve espadas» para que pudiera aprender el arte del armamento oculto, y también le asignó a Ren Feng que mandara a limpiar en secreto el bosque desolado en los suburbios del este, luego, Jing Shao empacó su equipaje a regañadientes y regresó a su palacio con su Wang Fei.

 

 

 

 

El Cuarto Príncipe regresó a la corte al tercer día, y a su vez Wang Ye también había terminado de copiar «El arte de la guerra» diez veces. Por lo que el Emperador Hong Zheng miró todas sus copias, y ya que Jing Shao pudo responder a todas sus preguntas de una manera rápida y fluida, su corazón imperial estaba muy complacido, y así lo recompensó a su hijo, Cheng Wang con diez montones de telas de satén y un cubo de preciosas perlas.

 

 

 

Todos los consejeros de la corte creían que, aunque Cheng Wang no podría heredar el trono, el cariño del Emperador nunca se había ido por él. Sin embargo, solo Jing Shao sabía que su Padre Imperial lo recompensaba por su postura frente a los tres estados vasallos, que solo era un halagador para alentarlo a participar en la campaña militar, y nada más que eso.

 

 

 

Las telas de satén otorgadas eran de un muy buen material, por lo que Jing Shao tenía la intención de coser algunos conjuntos nuevos de túnicas para él y Jun Qing.  Y en cuanto a ese cubo de perlas, en realidad no le servían de mucho. Hoy en día, la única mujer, que quedaba en su palacio era Song Lingxin, y cada vez que la veía, Jing Shao se ponía rápidamente de mal humor. Por lo que dejaría que Mu Hanzhang tomara este cubo de perlas de primera calidad para la Residencia del Marqués del Norte, y se distribuyera entre las hermanas y esposas de su suegro.

 

 

 

Mu Hanzhang sabía que su esposo quería hacerse de una buena reputación en su familia, por lo que no se negó a la idea llena de amabilidad de Jing Shao, e hizo que Duo Fu fuera al almacén para recoger algunos otros regalos para llevarlos también, luego con Yun Zhu, se dirigió a la residencia del Marqués del Norte, mediante un cansado viaje.

 

 

 

De un cubo de perlas, dos puñados iban dirigidos para cada una de sus tías, un puñado para cada una de sus hermanas; además, para cada una de las concubinas de su padre, él les dio veinte perlas, y de todo lo que quedó, la mitad iba para su abuela paterna para demostrarle su respeto filial, y la otra la mitad era para la Marquesa del Norte.

 

 

 

—Oh ~ ¿No son estas perlas, tan suaves, redondas y brillantes? También he visto algunas de estas en la casa de mi madre—. La tercera tía, quien era muy habladora sostenía aquellas perlas en sus manos y las acariciaba con admiración, opinando sin cesar.

 

 

 

En cuanto al resto de sus tías y hermanas, también lucían sonrientes, y cada una de ellas le hablaban a Wang Fei con mucho cariño.

 

 

 

El cuerpo de Qiu Yiniang ya se había recuperado, y ahora estaba de pie detrás de la Marquesa del Norte, vistiendo unas espléndidas túnicas, y cuando vio a su hijo con un aura tan imponente, finalmente se sintió un poco aliviada por él

 

 

 

 

 

La Marquesa del Norte tenía un rostro frío de principio a fin. Sin siquiera decir unas buenas palabras, comenzó a criticar a Mu Hanzhang. —Eres un hombre, por lo que no vas a llegar a tener hijos.  Como esposa, ¡deberías ser más virtuosa y amable!  Wang Ye no tiene ni un solo heredero, pero tú prácticamente has hecho que todas las concubinas fueran despedidas. Ni siquiera puedo mostrar mi rostro a la sociedad por ello. Sé que eres joven e ignorante, pero la gente que no entenderá esas cosas pensará que no le enseñé bien a mi hijo.

 

 

Las mujeres que habían conversado alegremente con Mu Hanzhang se callaron repentinamente, y todo el salón permaneció en silencio. Aunque la Marquesa era su «madre» por ser la Primera Esposa del Marqués del Norte, Mu Hanzhang es ahora esposo de un Príncipe, por lo que ocupa un rango más alto que el de ella, y por ello todas las presentes estaban avergonzadas y no sabían qué hacer.

 

 

Mu Hanzhang dejó lentamente su taza de té, mirando un poco a aquella Primera Esposa riendo levemente. Ella diría estas palabras sólo porque Jing Shao envió al Cuarto Príncipe una concubina, y temía que si se casaba con esa doncella, su hija no podría estar con aquel Príncipe.  ¡Aun así realmente estaba actuando como si el Cuarto Príncipe se hubiera convertido ya en su yerno!

 

 

—Madre está preocupada… Este hijo ha aprendido acerca de los libros clásicos desde muy joven. El que le enseñó a este hijo era un erudito de nuestra familia, incluso si no puedo cumplir los mandatos morales para las esposas, las esposas de la capital no se burlarán de usted—. Mu Hanzhang frotó lentamente su taza con sus dedos, con un significado algo puntiagudo, le dijo: —Los asuntos del palacio de Cheng Wang con respecto a ese tema, Wang Ye siempre los ha decidido, que Madre se enoje con este hijo no sirve de nada.

 

 

La Marquesa del Norte colocó pesadamente la taza que estaba en su mano sobre la mesa, lo miró fijamente por un momento y luego suavizó su manera de hablar. —No es que te esté regañando. Como ya estás casado, debes de pensar en la familia de tu marido. Wang Ye es joven, por lo que debes de aconsejarlo más a menudo. Como ya no le es posible obtener el trono, entonces debemos abrirnos a otro camino. Si Suzhi puede casarse con el Cuarto Príncipe, entonces Wang Ye y el Cuarto Príncipe serán cuñados; y tal vez ante una situación futura, podemos encontrarle una salida.

 

 

Mu Hanzhang escuchó este comentario, pero sólo lo sintió incomparablemente ridículo.  ¿Madam Du pensaba que él tenía tres años? ¿Ser cuñados hacía que las personas fueran más cercanas que ser hermanos? En la familia imperial, incluso algunos hermanos de sangre conspiraban para destruirse entre sí, por lo que una relación de conexión a través del matrimonio no valía nada. Y no pudo evitar burlarse. —El asunto del matrimonio de la hermana menor, ¿cómo podría el hermano mayor con el que estoy casado tomar una decisión al respecto? Además, sólo la Emperatriz tiene la última palabra, incluso si Wang Ye está dispuesto a que se unan de esa manera, no sirve de nada.

 

 

—Tú…—. La Marquesa del Norte estaba tan enojada que ni siquiera podía hablar, pero todo lo que Mu Hanzhang había dicho sonaba muy razonable. El matrimonio de su hija aún no estaba decidido, y decir demasiado afectaría su reputación como dama, por lo que ella sólo pudo mirarlo durante un tiempo, y no tuvo más remedio que dejar el tema.

 

 

Mu Hanzhang es un hombre, e incluso si esta es la casa de sus padres, todavía no podía sentarse en la residencia interior por mucho tiempo. Así que después de estimar un lapso de tiempo, ya debería ser alrededor del momento en que el Marqués del Norte debería de haber dejado ya la corte y volver, por lo que se puso de pie y se despidió para ver a su padre.

 

 

 

Al mismo tiempo, ocurrió un hecho importante en la Corte ese día.

 

 

El Rey del Suroeste envió una solicitud acerca de que el tributo que había enviado fue saqueado. Como esta zona fronteriza era pobre, solicitaron que se redujera el tributo esperado para este año.

 

 

 

 

 

—Funcionarios, ¿cómo ven todos este asunto?—. El Emperador Hong Zheng sostuvo el sobre pálido amarillento del Rey del Suroeste, que tenía escrita dicha solicitud y preguntó en voz baja.

 

 

—El suroeste está cerca de Yunnan y Tibet, pero ese lugar hoy en día estaba en crisis, si el tributo ha sido saqueado, entonces realmente no hay forma de evitarlo. Según mi punto de vista, este tributo puede reducirse—. El Ministro de Hacienda expresó elegantemente.

 

 

—Al atreverse a robar el tributo, esta bandada de pequeños ladrones nos está diciendo que es verdaderamente salvaje, por lo que según veo, deberíamos enviar soldados para rodearlos y reprimirlos, para volver a repartir dicho tributo—.  Dijo el Ministro de Guerra con resentimiento.

 

 

—Las renovaciones de la villa de verano de este año requieren urgentemente el uso de mármol del suroeste. Si se reduce el tributo, todavía deberíamos de recibir una cantidad considerable de ese material—.  Dijo el ministro de Obras, lleno de nerviosismo. Originalmente pensó que el mármol podría entregarse en el sexto mes lunar, por lo que no había comprado ningún otro material de piedra. Ahora, aunque se volviera a enviar, estimó que aún tardaría hasta el séptimo mes en llegar a la capital.  No importaba cuánto se apresurarán en ello, temía que por su culpa se llegara a retrasar la estadía del Emperador en la villa de verano.

 

 

Todos los funcionarios, uno a uno opinarían, discutiendo sin cesar. Las cejas del Emperador Hong Zheng se fruncieron cada vez más, su mirada se dirigió a los tres príncipes: —¿Qué piensan ustedes tres?

 

 

El Cuarto Príncipe acababa de regresar a la corte y estaba impaciente por demostrar su valía, al ver que su padre imperial estaba molesto, dio un paso al frente y dijo. —Este hijo escuchó la noticia de que el suroeste se ha enfrentado a una sequía primaveral, por lo que la gente común ahora es miserable, y en vista de que el tributo ha sido robado, solo podemos deducir que su situación ha empeorado. A falta de una mejor opción, deberíamos reducir la cantidad del tributo para mostrarle a la gente común del suroeste la manifestación de nuestra benevolente integridad.

 

 

Los ojos del Emperador Hong Zheng se profundizaron, no se podía decir si estaba feliz o enojado con respecto a que el cuarto príncipe que se adelantó y habló antes que sus hermanos mayores. Por lo que se volvió para mirar al segundo príncipe, quien tenía los ojos bajos, sin expresar ni una sola palabra. —Jing Chen, ¿qué piensas?

 

 

Jing Chen dio un paso adelante, se inclinó por cortesía y dijo: —El tributo que la corte imperial recauda no es para codiciar sus riquezas, sino que es para mantener a los tres estados vasallos bajo control y mostrar su poder en los cielos. Que el tributo haya sido inesperadamente robado, es la culpa del suroeste, no de la corte imperial. ¡Por lo tanto, este hijo piensa que el tributo no debería de reducirse!—. Su voz era firme y poderosa, ni demasiado apresurada, ni lenta, con una pausa después de cada oración, provocaba que sus palabras resonaran. Por lo que el ruidoso salón de la corte de repente se volvió absolutamente silencioso.

 

 

La mirada helada y severa en los ojos del Emperador Hong Zheng se volvió cálida gradualmente, revelando una apariencia satisfecha, pero aún no respondía a nada. Por lo que procedió a mirar a Jing Shao, quien ahora tenía una impaciente mirada. —Jing Shao, ¿hay algo qué quieras opinar?

 

 

—¡Hmph, el viaje para transportar el tributo desde el suroeste a la capital ni siquiera pasa por la región de Yunnan y Tibet! Además, la mitad del tributo está hecho de un mármol que pesa un montón. ¿Qué clase de ladrón de la montaña querría robar este tipo de tributo?—. Jing Shao se quedó quieto en su lugar y tampoco realizó ningún saludo previo. Por lo que sólo abrió su boca y se limitó a opinar, con una apariencia de que todos los funcionarios de la corte lo habían puesto de un mal humor.

 

 

El Emperador Hong Zheng al escuchar sus francas palabras y grosera de hablar, no sólo no se enojó, sino que por el contrario, levantó las comisuras de sus labios en una suave sonrisa. —Exacto, ¿pueden todos entenderlo?

 

 

El resultado final fue que el Emperador Hong Zheng envió gente a investigar el asunto del robo del tributo y en cuanto al culpable, aún no se descubría quién era en el gran Salón. A su vez el Rey del Suroeste envió el material de mármol antes que los demás, y la cuestión de reducir el tributo no se mencionó, pero se rechazó temporalmente.

 

 

Después de retirarse de la corte, el Emperador Hong Zheng le pidió a Jing Chen, el segundo príncipe, que viniera solo al estudio imperial.

 

 

Luego, Jing Shao le dio una palmada en el hombro al frustrado cuarto príncipe, y después regresó para irse con el Marqués del Norte, quien estaba a punto de irse a casa.

 

 

—¿Wang Ye tiene algún consejo?—. Mu Jin cortésmente se fue con Jing Shao.

 

 

—El suegro tiene demasiada elegancia. Hoy, Jun Qing regresó a la Mansión del Marqués. Por lo que lo acompañaré para recogerlo—. Jing Shao sonrió levemente.

 

 

—¿Hanzhang fue a mi Residencia?—. Mu Jin al escuchar esto, no pudo evitar mostrar una expresión algo feliz. —Eso es genial. Wang Ye puede pasar a almorzar y luego regresar a su Palacio.

 

 

—Entonces, es el momento adecuado para tomar un par de copas con el padre Marqués. Sigo aún pensando en el fuerte licor del noroeste que tomamos la última vez—.  Jing Shao se rió y dejó que el Marqués del Norte caminara adelante, volviéndose a su caballo.

 

 

Mu Jin miró a Jing Shao, quien era respetuoso y cordial, y luego miró al cuarto príncipe, quien todavía caminaba frustrado no muy a la distancia. Y no pudo evitar fruncir el ceño levemente, para darse la vuelta y subir al carruaje.

 

 

 

La salud de la Abuela Marquesa se había deteriorado mucho en esos años. Por lo que se la pasaba postrada en cama todo el año y apenas recibía visitas.

 

 

Mu Hanzhang fue a visitar a su abuela y le ofreció unas extrañas hierbas medicinales que había traído para ella. La anciana de blancos cabellos le tomó la mano para charlar un momento.

 

 

—La abuela es mayor ahora y no le importan ya muchas cosas, pero te has casado con un miembro de la familia real, por lo que debes de tener cuidado al hablar y hacer las cosas.  También debes cuidar a tu esposo. Ya que están casados, estén juntos en la felicidad y la tristeza, y no deben albergar resentimientos. No es fácil para Cheng Wang pertenecer a la familia imperial. Cuando la emperatriz Yuan todavía estaba viva, ¿cómo era antes y cómo es ahora? El corazón de las personas es humano, si lo tratas bien, él no te tratará mal—. La vieja Marquesa pasó toda su vida en la Residencia del Marqués y pudo ver muchas cosas con claridad.

 

 

—Este nieto entiende, la abuela no tiene por qué preocuparse, Wang Ye trata muy bien a su nieto—. Mu Hanzhang tomó la mano de su abuela con ambas manos y el calor brotó de su corazón.  Desde que era joven, su abuela lo quiso mucho, aunque quizás no tanto como al nieto legítimo de la Primera Esposa, pero nunca había sido excesivamente parcial con ellos. Si hubieran personas que intentaran ponerle las cosas difíciles, su abuela aún trataría de protegerlo, para que no sufriera menos agravios que los demás.

 

 

La vieja Marquesa, quien estaba envejeciendo año tras año, después de hablar un rato, se sintió un poco agotada físicamente. Mu Hanzhang la ayudó a acostarse y descansar, para luego retirarse. Y una vez que entró al patio delantero, se encontró con su grupo de primos que justo acababan de regresar de sus estudios.

 

 

—Oh, ¿acaso este no es Wang Fei? ¿Qué pasó? ¿Sufriste de algún agravio en el Palacio del Príncipe y volviste a la casa de tu madre a llorar?—. Mu Yangwen, al ver a Mu Hanzhang, habitualmente quería hacerle daño mediante un par de frases. Y sus hermanos menores detrás de él al escuchar esto, no pudieron evitar estallar en carcajadas.

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