La Esposa es lo Primero - Capítulo 108

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  4. Capítulo 108 - Extra 3: Un sueño que se ha vuelto una ilusión
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La sombría celda no obtuvo luz durante todo el día, ni siquiera el grueso heno puede resistir el aire frío de la losa de piedra, y seguidas ráfagas de esa frialdad se impregnaban hasta en los huesos.

 

 

 

Un ratón estaba escarbando en el heno y, de repente, su cabeza se topó con una mano, abrió la boca y con sus afilados dientes la mordió.

 

 

 

«Tsss…». La mordida despertó a Jing Shao, quien con su mano lo sostuvo al revés.

 

 

 

—Zhi zhi—. Gritó el ratón asustado.

 

 

 

Mu Hanzhang, que estaba dormido a un lado, se despertó y observó cómo Jing Shao se enfrentaba al ratón, sin poder evitar mostrar una sonrisa, se sentó lentamente y dijo: —¿Wang Ye ya se ha despertado?

 

 

 

Jing Shao se volvió para mirarlo, el pasillo de la celda estaba iluminado con antorchas que pintaban en la noche, la tenue luz reflejaba al hombre en la esquina, quien mostraba extrañamente algo de calidez. No pudo evitar acercarse a él mientras llevaba el ratón en la mano para mostrárselo: —He cogido esto, ya tenemos carne para comer.

 

 

 

Mu Hanzhang frunció el ceño ante la lucha del ratón gris, no podía imaginar cómo podía comer esta cosa, así que no tenía intención de continuar este tema con él: —Si Wang Ye no puede conciliar el sueño, será mejor que no hable con este servidor… Cof… Cof…—. Volvió a toser al hablar, su salud no era buena, y ahora estando encerrado en la cárcel sin medicinas, y la piedra del lugar ya helada, a menudo paraba agitado por los calambres que le daban por la noche, como en este momento en el que sus piernas todavía se encontraban temblando.

 

 

 

Jing Shao vio que volvió a toser, así que ató al ratón de su cola a un clavo en la pared y se dio la vuelta para acercarse a él: —Este… Si tienes frío, puedes apoyarte en mí—. Aunque no pasaba mucho tiempo en casa, sabía que su Wang Fei estaba mal de salud; además, él era a pesar de todo su Primera Esposa, así que Jing Shao no podía ser demasiado duro con él, y le había proporcionado medicina, pero incluso así no había logrado mejorar durante todos estos años.

 

 

 

Mu Hanzhang negó con su cabeza, mientras iba mirando el apuesto rostro de Jing Shao que ya no era igual de brillante que antes, tenía algo de barba recién crecida y sus ojos lucían apagados. En estos días encerrados juntos, al verlo desde la locura inicial a la lenta resignación posterior, su remordimiento después de ver al Segundo Príncipe, hasta el presente lleno de decadencia, el resentimiento acumulado a lo largo de los años se había disipado con bastante extrañeza, al final, Jing Shao también era una desafortunada persona.

 

 

 

—Wang Ye, mire eso—. Mu Hanzhang levantó la mano y señaló un punto en el techo.

 

 

 

Esta celda era toda de piedra, e incluso el techo no era una excepción, por lo que Jing Shao siguió su mano y miró que había una hendidura en el techo que dejaba entrever la luz de la luna. Era muy tenue bajo la cobertura de la antorcha, pero en la posición de Mu Hanzhang, se podía ver claramente un poco del cielo estrellado.

 

 

 

Jing Shao miró aquel punto en ese lugar con sorpresa, y para verlo con claridad siguió avanzando hasta donde estaba Mu Hanzhang quedando muy cerca de él.

 

 

 

El profundo cielo azul como una joya se filtraba por aquel pequeño hueco, como si contuviera una belleza infinita, Jing Shao no podía dejar de mirar aquel lugar, y con avidez, no pudo pestañear: —Un cielo nocturno tan hermoso, es tan bueno como el que vi en el desierto.

 

 

 

—¿Cómo es el desierto?—. El cuerpo que se inclinaba hacia él estaba muy caliente, aliviando el dolor palpitante en su cuerpo, así que Mu Hanzhang no se movió, y en cambio, se apoyó en la pared de ladrillos verdes mientras miraba aquel lugar.

 

 

 

—El desierto es interminable y puede estar deshabitado por cientos de li—. Jing Shao recordó la situación de cuando era joven, y no pudo evitar levantar las comisuras de sus labios. —Fui a perseguir al líder de los Hunos en ese momento, con tres mil caballos ligeros lo perseguía a través de la noche, el único sonido en todo el desierto era el ruido de los cascos de los caballos…

 

 

 

 

 

—En ese momento, el Príncipe definitivamente no tenía miedo de nada en su corazón—. Mu Hanzhang estaba mirándolo con un par de radiantes ojos.

 

 

—Sí, en aquella época era joven y no conocía el miedo en absoluto, ¡sólo sabía que había que correr! Incluso si sólo tuviera tres mil jinetes, no tendría miedo de… los cincuenta mil del ejército de los Hunos—. Dijo Jing Shao e hizo una pausa para mirarlo en silencio. — ¿Estás tratando de decir algo?

 

 

Mu Hanzhang inclinó la cabeza para mirar el pequeño trozo de cielo estrellado. —Wang Ye seguía siendo intrépido cuando era joven, ahora que tiene ambas manos vacías, ¿de qué más tiene que preocuparse?

 

 

Jing Shao se congeló por un momento, por primera vez examinó seriamente a su Primera Esposa masculina, a pesar de haber estado encerrado durante mucho tiempo y que su tez era un poco miserable, todavía no podía ocultar su arrogancia de ser un literato, como un bambú verde y resistente, incluso parece ser más fuerte que él, quien era un hombre que galopaba en el campo de batalla.

 

 

—Cof cof cof…—. Mu Hanzhang no esperó a que la persona a su lado le respondiera, y no pudo evitar toser de nuevo, al toser el aire frío en sus pulmones, tembló un poco.

 

 

Jing Shao vio su delgado cuerpo apoyado en la fría pared estando acurrucado en forma de una bolita. De repente se sintió un poco afligido. Estiró su mano aprovechando el momento y tomó a la persona que tosía en sus brazos: —Te calentaré.

 

 

El cuerpo en sus brazos era muy delgado, tomó una de sus manos, esta cubría el borde de sus labios siendo prácticamente sólo piel y huesos. Jing Shao no pudo evitar fruncir el ceño, las azules venas se veían en su pálida piel mientras se retorcían, haciéndolo ver un poco desagradable. —¿Por qué estás tan delgado?

 

 

Sin esperar la respuesta de Mu Hanzhang, un pequeño sonido vino de repente desde el interior de la prisión: debería ser el carcelero caminando con la llave. En medio de la noche, si no hay nada importante, el carcelero no perdería el tiempo con su llave. Por lo que Jing Shao se acostó inmediatamente en el heno con la persona en sus brazos, enterró su rostro en la larga cabellera y observó en silencio la situación que ocurría fuera de la puerta.

 

 

El carcelero con una antorcha condujo a dos hombres de negro detrás de él, caminó hasta la celda y se detuvo, al ver que los dos que estaban dentro aún dormían, se guiñaron el ojo entre ellos. Luego, el carcelero llamó desde la puerta de hierro de la cárcel y dijo con sarcasmo: —Su Alteza Real Cheng Wang, han venido dos personas del Ministerio de Justicia, y quieren hacerle unas cuantas preguntas.

 

 

—Las conexiones del Emperador no tienen permitido venir en medio de la noche a interrogar a Wang Ye, tenga cuidado—. Le susurró Mu Hanzhang, quien estaba siendo sujetado en el pecho ajeno.

 

 

Jing Shao frunció el ceño, se sentó y, sin soltar a la persona en sus brazos, dijo con frialdad: —Cosas de perros, este Príncipe tiene que dormir, ¡hablaré de eso mañana!

 

 

—Esto no puede pasar, Wang Ye—. El carcelero abrió la puerta de la celda para dejar entrar a aquellas dos personas. —Wang Ye en todo momento se ha negado a admitir su culpa, así que hoy sólo se interrogará a Wang Fei.

 

 

Los hombres de negro caminaron con paso firme, mirándolos, era consciente de que sus artes marciales no eran inferiores, Jing Shao siente instintivamente el peligro, así que rápidamente se puso de pie para proteger a la persona detrás de él: —Si deseas interrogar a este Príncipe o a Wang Fei, necesitan tener una orden escrita por el Padre Emperador.

 

 

Ese carcelero sonrió sombríamente y no dijo mucho. Cuando los dos entraron, él se retiró rápidamente, cerró la celda inmediatamente y se retiró con rapidez. Sin objeciones, las dos personas sacaron dos cuchillos de sus mangas y se acercaron.

 

 

 

 

 

Entre las antorchas, las pupilas de Jing Shao se encogieron de repente, levantó su pierna para patearlos y se inclinó para evitar que esos cuchillos se acercaran más, al luchar uno contra dos, sin ninguna arma en su mano, le era una situación bastante difícil de lidiar.

 

 

Mu Hanzhang se encogió en la esquina para no molestar a Jing Shao.

 

 

Jing Shao agarró un cuchillo y pateó a un hombre hacia la puerta de hierro, con un fuerte ruido, dio una vuelta y atravesó el pecho del hombre, pero de repente sintió un escalofríos y cuando se dio cuenta que el aire frío venía desde su espalda, se dio la vuelta abruptamente, para atrapar a un cálido cuerpo.

 

 

—¡Hanzhang!—. Jing Shao miró fijamente cómo el corto cuchillo apuñalaba el cuerpo de Mu Hanzhang, ¡su sangre estaba brotando! De todo lo que había perdido, Mu Hanzhang era lo último que tenía, y ahora los demás se lo van a quitar, ¿cómo es esto posible? ¡¿Cómo es esto posible?!

 

 

—¡Ah!—. Jing Shao gritó, pateó al hombre hasta la esquina con ferocidad, saltó en el aire, y apuñaló en la boca del estómago de la persona vestida de negro. Una apuñalada no era suficiente, y lo atravesó una vez más, sólo asesinaba con sus ojos llenos de un color escarlata.

 

 

—Hanzhang, Hanzhang, ¿aún vale la pena la molestia…?—. Jing Shao abrazó a la persona que tenía una complexión tan amarillenta como la cera por el dolor. Este hombre estaba así por haberlo protegido del cuchillo. ¿Cómo podría merecer a un irresponsable esposo como él? Volviendo su cabeza, gritó hacia la puerta: —¡Vengan acá! ¡Vengan acá!

 

 

 

—No… ¡No!—. Jing Shao se sentó abruptamente mientras respiraba con pesadez.

 

 

—¿Qué sucede?—. Mu Hanzhang se despertó sobresaltado, luego se levantó en medio de su aturdimiento. Y al ver la expresión anormal de Jing Shao, inmediatamente se puso lúcido y extendió una mano para apoyarlo. —Xiao Shao, ¿qué te pasa?

 

 

Jing Shao miró hacia la nada fijamente por un buen rato en estado de perplejidad, lentamente se dio la vuelta, y observó atentamente a la persona frente a él. Su humectada piel estaba brillando cual gema, porque apenas ese hombre se había despertado con un impregnado color rojizo que indicaba su buena salud, rodeado de los tonos amarillentos y anaranjados de la cortina, y su cuerpo se encontraba en una suave cama.

 

 

—Xiao Shao…—. Mu Hanzhang vio que su expresión era anormal, por lo que extendió la mano y lo tomó entre sus brazos, seguidamente, lo acarició con suavidad. —¿Has tenido una pesadilla?

 

 

El cálido cuerpo lo presionó contra él, y sólo entonces pudo genuinamente salir de su pesadilla, Jing Shao extendió lentamente su mano para apoyar a su Wang Fei, y poco a poco lo fue apretando. Únicamente quería sostenerlo hasta derretirlo en su médula ósea.

 

 

Mu Hanzhang descubrió que él estaba sudando frío por todo su cuerpo, y no pudo evitar sentirse incesantemente preocupado. Por lo que acarició suavemente aquella espalda. —¿Qué soñaste?—. Con aquel temperamento de su Príncipe, de no tener temor a nada en el Cielo ni en la Tierra, después de todo, ¿qué podría llegar a asustarlo así?

 

 

Jing Shao guardó silencio y no se encontraba dispuesto a empezar a hablar, sólo enterró su cara en ese abrasador cuello, aspirando insaciablemente aquel fresco y cálido olor.

 

 

Al ver que no le respondía, Mu Hanzhang tampoco lo dejó y sin mejor opción, le sonrió. Ellos han estado casados durante diez años. Pero este tipo aún sigue comportándose igual que un niño, así que suavizó su voz y le dijo: —Ahora mismo también acabo de tener un sueño extraño, soñé que estábamos en una celda de prisión y que atrapaste a un ratón…

 

 

—¡Jun Qing!—. Jing Shao tiró de repente a la persona en sus brazos para poder mirarlo con sus grandes ojos, antes de esperar a que ese hombre siquiera le contestara, presionó a aquella persona debajo de su cuerpo y besó sus labios con fiereza.

 

 

Justo ahora, su sueño había sido demasiado real, y ese tipo de dolor al estar a punto de perderlo completamente lo abrumaba. Jing Shao no pudo evitar demandarlo por todas partes, una y otra vez, confirmando que quien estaba frente a él no era parte de un sueño, que tanto él como Jun Qing se encuentran vivos y sanos, que él cuida muy bien de Jun Qing, que ambos viven siendo muy felices…

 

 

Jing Shao sostuvo en su pecho a la persona que se había quedado dormida, y besó suavemente la esquina de aquellos sonrojados labios.

 

 

 

El pasado se ha convertido en una ilusión, y suspirar por él ya es inútil.

 

 

Pero ¿cuántas oportunidades hay en este mundo para ser capaz de empezar otra vez? No espere a perder a la persona que está ante sus ojos, darse cuenta que en la riqueza, honor, gloria y resplandor, todas las esperanzas y el esfuerzo de uno mismo se reducen a nada, dejando atrás sólo puro arrepentimiento…

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