La Esposa del Joven General es el Señor Suertudo - Capítulo 57
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- Capítulo 57 - Maestro Shifu
Yu Jinli no había sentido hacía mucho tiempo esa calidez envolvente de estar en el agua. Desde que había llegado a este mundo, se sentía como un pez fuera del agua: por más que bebiera o se bañara, nada lograba devolverle esa sensación.
Ahora, finalmente, experimentaba algo de paz. La sensación constante de estar al borde de la muerte se disipó un poco.
Aunque no había dormido en toda la noche, se sentía mejor que nunca. Podía incluso salir a correr unas cuantas vueltas sin problema.
Lleno de energía, pero con el estómago vacío.
La noche anterior solo había tomado una solución nutritiva y esa mañana no había desayunado, así que, además de tener hambre, anhelaba comer comida real, natural.
Cuando bajó al primer piso, Qiao Mulan y Jiang Zhentao ya se habían ido a trabajar.
Al principio, Qiao Mulan había planeado llevarse a Yu Jinli con ella para evitar que se encontrara con su hijo.
Sin embargo, tras tocar varias veces a la puerta de su habitación sin obtener respuesta, pensó que aún dormía, así que desistió de su idea y ordenó a los cocineros que dejaran lista su comida.
Aunque no estaba tan deliciosa como la que él mismo preparaba, era una gran mejora respecto a antes. Yu Jinli disfrutó mucho de la comida.
Con el estómago y su núcleo espiritual satisfechos, flotaba de felicidad, con la sensación de que podía ascender al cielo y convertirse en inmortal.
—Jovencito, el joven señor desea verle en su habitación —le informó en voz baja un sirviente que se acercó respetuosamente.
En ese momento, Yu Jinli recordó a su “cola dorada”. Parecía que no lo veía desde hacía dos días, y de inmediato lo invadió la culpa.
Le había prometido a mamá que ayudaría a su cola dorada a curar sus heridas, pero desde entonces no había ido a verlo, lo que fácilmente podría parecer que estaba evitando tratarlo.
No era así. En realidad, estaba dispuesto a ayudarlo y no lo estaba evadiendo.
Le había prometido que en cinco días lo curaría. Ya habían pasado dos, así que solo le quedaban tres. Tenía que apurarse. Por suerte, había reunido una gran cantidad de Poder de Fe la noche anterior. Si usaba todo eso en su cola dorada, probablemente podría sanar al menos la mitad de sus heridas.
Apresurado, subió las escaleras. En ese mismo momento, Jiang Mosheng, acostado en su cama, miraba fijamente la puerta. Al escuchar esos pasos familiares resonando en el pasillo, apartó la vista rápidamente y colocó las manos sobre un libro, fingiendo que había estado leyéndolo todo ese tiempo.
Yu Jinli había corrido todo el trayecto, pero cuando llegó frente a la puerta del dormitorio de Jiang Mosheng, dudó. ¿Y si su cola dorada estaba molesto con él por haber estado ocupado con sus propios asuntos en lugar de tratarlo?
Pero no había sido intencional. Además, él era el maestro shifu. ¡Ningún discípulo se atrevería a enojarse con su maestro! Solo el maestro podía enojarse con su discípulo, no al revés.
Sí, exacto. Él era el maestro shifu. Su cola dorada no podía disgustarse con él.
Animándose con esa lógica, Yu Jinli respiró hondo antes de abrir la puerta… sin saber que, del otro lado, Jiang Mosheng estaba impaciente por verlo.
Durante la última media hora, no había pasado una sola página del libro. Sus ojos iban una y otra vez de las letras a la puerta, preguntándose por qué el pequeño aún no llegaba.
Tal vez su oración fue escuchada, o quizá Yu Jinli había percibido el latido acelerado de su corazón, pero justo cuando volvió a mirar hacia la puerta, esta se abrió… y sus miradas se encontraron.
¡Dong!
¡Dong!
El corazón comenzó a latir con furia. Dong, dong, dong, como si en cualquier momento fuera a salirse de su pecho.