La Esposa del Joven General es el Señor Suertudo - Capítulo 477

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  4. Capítulo 477 - Mató a alguien
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Sin embargo, esa persona ya se había ido, y Jian Kangtai solo pudo lanzar una mirada llena de furia antes de pensar, con rencor, que cuando se convirtiera en el nuevo mariscal, definitivamente se vengaría de Liu Yiqin y no lo perdonaría sin importar cuánto suplicara.

La fiesta comenzaría en diez minutos, y todos los invitados ya habían llegado, así que Jiang Mosheng y Yu Jinli ya no necesitaban esperar en la puerta.

De hecho, Yu Jinli tenía otra tarea asignada además de dar la bienvenida: detectar el Qi de cada invitado.

La mayoría de los invitados tenían un buen Qi, pues todos eran figuras destacadas en sus respectivos campos. Si no hubiesen tenido una buena energía, no habrían llegado tan lejos.

Por supuesto, había un pequeño grupo cuyo Qi hacía sentir incómodo a Yu Jinli. Eso significaba que, aunque en ese momento gozaran de éxito, no podrían mantenerlo por mucho tiempo; tarde o temprano abandonarían el escenario que no les pertenecía.

Yu Jinli prestó especial atención a las dos personas que su padre había mencionado y luego le informó a Jiang Zhentao:

—Papá, la mayoría tiene un Qi bueno y son de fiar. Y esta es la lista… de las personas que no lo son.

Yu Jinli le entregó la lista a Jiang Zhentao antes de explicarle lo que había percibido sobre Jian Kangtai y Liu Yiqin.

—Liu Yiqin tiene un Qi rojo floreciente, lo que significa que es bastante afortunado, y ese Qi rojo está mezclado con un toque dorado, lo que indica que ha hecho muchas obras de caridad y ayudado a muchas personas. Por eso posee esa luz dorada de virtud —comentó Yu Jinli, con buena impresión de Liu Yiqin.

Este hombre emanaba un Qi sereno que hacía que la gente quisiera acercarse y hacerse amiga suya. Sin duda debía tener muchas conexiones en el mundo empresarial.

La otra persona, Jian Kangtai, no tenía un Qi tan bueno.

—¿Qué hay de Jian Kangtai? —preguntó Jiang Zhentao.

Jian Kangtai era la persona recomendada por el presidente Yuan Qizhang, así que Jiang Zhentao necesitaba saberlo también.

—Su Qi es turbio, de tonos rojos y negros, lo que significa que este hombre… ha matado a alguien —dijo Yu Jinli tras pensarlo un momento, tratando de explicarlo con la mayor claridad posible.

Aunque todos los soldados del departamento militar habían matado en batalla, eso era distinto. Ellos mataban enemigos para proteger el país y a los inocentes, un acto que no generaba energía oscura, sino que acumulaba virtud.

Pero en el caso de Jian Kangtai era diferente. Con solo mirarlo, se podía percibir que había quitado la vida a inocentes, y ese acto malvado le traería mala fortuna.

Una persona así no solo afectaría su propia suerte, sino también la de sus allegados, por lo que Yu Jinli no aconsejaba a Jiang Zhentao acercarse a él.

—¿Ha matado? —repitió Jiang Zhentao, frunciendo el ceño.

Ya de por sí no tenía intención de considerar al candidato recomendado por Yuan Qizhang, pues el presidente siempre había estado en conflicto con el departamento militar. Ahora que el ejército había conseguido grandes méritos, Yuan estaba aún más paranoico. Por lo tanto, el candidato que él recomendara difícilmente sería alguien que actuara en beneficio del ejército.

Aunque el puesto de mariscal fuera solo honorario, esa persona inevitablemente tendría acceso a ciertos asuntos internos. Si pertenecía al círculo del presidente, podría filtrar información sensible, lo cual sería muy perjudicial.

Y ahora que sabía que además había cometido asesinato, Jiang Zhentao lo descartó por completo.

En ese momento, Jian Kangtai, dentro del salón de recepción, ignoraba todo esto. Creía firmemente que sería designado mariscal y no podía evitar comportarse con aires de superioridad al hablar con los demás.

Jian Kangtai no era popular en el mundo empresarial, y su actitud arrogante hacía que la gente lo detestara aún más. Sin embargo, dado que el Grupo Jian era una de las principales corporaciones de la Federación, muchos se veían obligados a mantener una apariencia de cortesía y a tratarlo con falsa amabilidad.

Las familias Jian y Liu mantenían una enemistad de generaciones. No solo Jian Kangtai y Liu Yiqin se despreciaban y peleaban cada vez que se encontraban, sino que incluso sus hijos competían entre sí, intentando superarse en secreto.

El segundo hijo de Jian Kangtai, Jian Congliang, también era un empresario talentoso. Su compañía, Jiansheng Live Stream, era una de las principales plataformas de transmisión en vivo, con innumerables streamers famosos. Siempre que los empresarios se encontraban con Jian Congliang y su padre, solían elogiarlo por ello.

Sin embargo, en esta ocasión, la plataforma más elogiada no era Jiansheng Live Stream, sino Star Live Stream, de Liu Xingyuan.

Dado que ambos estaban en el mismo sector, la comparación era inevitable.

En el pasado, Jian Congliang nunca había tomado en serio a Star Live Stream, porque había entrado tarde en el mercado. El pastel ya estaba repartido, y los recién llegados solo podían quedarse con las migajas.

Por eso, cada vez que se encontraba con Liu Xingyuan, lo ridiculizaba sin piedad.

Pero, inesperadamente, Star Live Stream empezó a atraer una cantidad impresionante de streamers y espectadores poco después de su lanzamiento, creciendo con un impulso imparable. Incluso las plataformas más consolidadas comenzaron a perder tráfico.

Más tarde, Jian Congliang descubrió que la causa era un streamer de cocina.

En realidad, los streamers de cocina ya existían antes, pero su popularidad solía ser efímera, ya que la cantidad de platillos que podían mostrarse era limitada y los espectadores se aburrían. Por eso, este tipo de transmisiones había ido perdiendo relevancia.

Por esa razón, al principio, Jian Congliang no tomó en serio a ese streamer. Pensó que, cuando pasara el furor, los espectadores regresarían a su plataforma.

Pero para su sorpresa, no solo no regresaron, sino que Jiansheng Live Stream perdió tráfico cada vez más rápido. Entonces, Jian Congliang decidió ver con sus propios ojos las transmisiones del cocinero para entender su éxito.

Después de observar varias emisiones, finalmente comprendió: el streamer era realmente un chef excepcional. No solo los espectadores quedaban fascinados, él mismo esperaba con ansias cada nuevo programa.

Más tarde, Jian Congliang pensó en ficharlo para su compañía. Así su plataforma ganaría tráfico y le quitaría popularidad a Star Live Stream, hasta hundirla.

Sin embargo, sin importar cuánto lo intentara, el streamer rechazó todas sus ofertas, incluso de manera directa. Jian Congliang casi se enfermó de la rabia por la humillación.

Y antes de que pudiera reaccionar, se reveló la identidad del streamer: era el prometido del dios de la guerra de la Federación, Jiang Mosheng.

Desde entonces, Jian Congliang no se atrevió a hacer ningún movimiento, a menos que quisiera enfrentarse al mismísimo Jiang Mosheng.

A partir de ese momento, Star Live Stream, impulsada por la fama de Yu Jinli, se consolidó como una de las plataformas más importantes de la industria y se perfilaba para superar a las demás. Jian Congliang casi se rompía los dientes del coraje.

—Vaya, pero si es el ocupado joven maestro Liu —dijo Jian Congliang en tono sarcástico al ver a su eterno rival, usando el mismo tono que su padre.

Al escuchar la voz, Liu Xingyuan supo de inmediato quién era, y no pudo evitar rodar los ojos. Aun así, al girarse, mostró su habitual sonrisa amable.

—Oh, si no es el joven maestro Jian, tan desocupado como siempre. Con razón, tu plataforma tiene cada vez menos tráfico. Claro, así uno tiene mucho tiempo libre —respondió con una sonrisa tan cortés como punzante.

Las palabras hicieron hervir la sangre de Jian Congliang, quien deseó lanzarse sobre él. Pero como estaban en la fiesta de la familia Jiang, sabía que si provocaba algún disturbio, lo echarían de inmediato.

Jian Congliang lo miró con odio, una mirada tan filosa que, si pudiera matar, habría dejado a Liu Xingyuan lleno de agujeros.

Entonces recordó lo que su padre le había dicho antes de venir, se contuvo y forzó una sonrisa tensa.

—Disfruta un poco más de tus burlas, porque pronto te haré llorar y rogarme de rodillas —soltó entre dientes.

—¿Ah, sí? —Liu Xingyuan no se tomó en serio su amenaza.

—Hermano —en ese momento, Liu Xingye se acercó, y al ver a Liu Xingyuan, lo saludó con entusiasmo.

—Ye, ¿ya terminaste? —preguntó Liu Xingyuan, sonriendo de verdad esta vez.

Desde que se enteró de que el streamer estrella de su plataforma era el prometido de Jiang Mosheng, Liu Xingyuan sintió que había encontrado un tesoro. No se atrevía a exigirle horarios de transmisión ni a presionarlo; se conformaba con que no se cambiara de plataforma.

Aun así, cada vez que Yu Jinli tardaba en hacer un stream, Liu Xingyuan se preocupaba: ¿habría dejado de transmitir? ¿Planeaba cambiar de sitio? Su ansiedad era tal que a veces ni comía ni dormía bien.

Más tarde descubrió que Yu Jinli era compañero de clase y buen amigo de su hermano menor. Desde entonces, todas sus preocupaciones desaparecieron.

Por su tonto hermanito, Yu Jinli jamás cambiaría de plataforma, aunque dejara de transmitir.

Star Live Stream ya se había consolidado gracias al tráfico que Yu Jinli generaba. Mientras él no se fuera, no había nada de qué preocuparse.

Liu Xingyuan siempre había querido agradecerle por ese favor, que aunque no intencional, había sido enorme. De una u otra forma, debía compensarlo.

Sin embargo, como era el prometido de Jiang Mosheng —quien, según su hermano, era un gran “frasco de vinagre”—, si lo invitaba a cenar en privado, probablemente Jiang Mosheng lo haría pagar caro. Por eso, hasta el día de hoy, Liu Xingyuan no se atrevía a reunirse con Yu Jinli en persona.

Y, por supuesto, tampoco se atrevía a invitar al propio Jiang Mosheng. Después de todo, era el dios de la guerra de la Federación, y su aura fría y poderosa se percibía incluso a la distancia. En su presencia, Liu Xingyuan ni siquiera podría tragar agua.

Así que decidió esperar una ocasión apropiada para expresar su gratitud.

—Sí. Todo está listo. La fiesta va a comenzar, así que vine a saludarte —dijo Liu Xingye.

Después, Liu Xingye regresó con sus compañeros de clase. Todos estaban allí y, claramente, no querían sentarse junto a los mayores de sus familias.

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