Este zombi es un poco feroz - Capítulo 278
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- Capítulo 278 - Acostumbrándose a la ambigüedad (1)
Colocó la piel procesada sobre una roca para que se secara al sol, y luego la dejó ahí. Después, como buscando la aprobación de Su Xiuyan, dijo:
—Démosela a Qing Shui. Con lo frágil que está, capaz se congela antes de que él la llegue a usar.
Morirse de frío no era una exageración. Las temperaturas nocturnas estaban bajando cada vez más; si seguía así, tarde o temprano estarían perdidos.
—Está bien —Su Xiuyan accedió de forma natural. Mucho mejor, así esta noche todavía podría seguir compartiendo cama con él.
Un rato después, tras terminar de limpiar la presa, ambos se dieron la vuelta y vieron a Qing Shui ya vestida, esperando bajo la sombra de un árbol, observándolos. Cuando cruzaron miradas, ella les sonrió con dulzura.
Tenía el cabello corto, un rostro ovalado estándar, y un aire un poco frío. Sus ojos eran pequeños, y aún conservaba ese toque de inocencia juvenil; debía estar bastante joven todavía.
Así que era mujer. Bueno, tenía sentido, el nombre “Qing Shui” (que literalmente significa “agua clara”) habría sido demasiado cursi para un hombre.
—¿Ya comiste? —preguntó Lin Chen, acercándose con dos monstruos destripados en las manos.
Qing Shui vaciló un momento, miró a Su Xiuyan y luego asintió, lo que sorprendió a Lin Chen. Pero rápidamente añadió:
—Comí un poco. Hay algunas frutas comestibles en el bosque.
—¿Frutas? —Lin Chen recordó haber visto varios tipos en los árboles, aunque eran escasas, y no estaba seguro si eran seguras para comer.
Qing Shui tenía un superpoder de tipo madera, que le permitía distinguir qué frutos eran comestibles.
Pensando en eso, Lin Chen sonrió.
—Qué bueno que tu poder sirve para algo. Si no…
Se quedó callado a mitad de frase, y Qing Shui lo completó por él:
—Si no, probablemente ni siquiera habría sobrevivido lo suficiente como para encontrarlos, ¿no?
Lin Chen soltó una risita, pero no respondió.
—¿Y ahora qué? —preguntó Su Xiuyan, mirando con impotencia al monstruo que sostenía, sin saber qué hacer con él.
Lin Chen le indicó que lo colocara plano sobre el suelo.
—¿Tienes cuchillo? Corta la carne en rebanadas delgadas.
—Ah. —Su Xiuyan obedeció, sacó dos cuchillos de su espacio, le dio uno a Lin Chen y se quedó con el otro.
Qing Shui, que observaba desde un lado, no se sorprendió del superpoder espacial de Su Xiuyan. Solo lo admiró por dentro. Como era de esperarse del señor Su, incluso tenía un artefacto de almacenamiento espacial.
Entonces vio a Lin Chen y a Su Xiuyan ponerse manos a la obra. Lin Chen iba bien, cortando la carne con rapidez, pero Su Xiuyan batallaba—sujetaba el cuchillo con duda, sin saber por dónde empezar.
Después de observar un rato, Qing Shui se acercó a Lin Chen y le preguntó:
—¿Estás haciendo cecina?
Lin Chen asintió.
—Entonces déjame ayudarte. Mi familia tenía un restaurante, hemos hecho cecina antes —ofreció Qing Shui.
—Va. Su Xiuyan, pásale el…
Lin Chen volteó para llamarlo, pero se quedó a la mitad de la frase. El monstruo en manos de Su Xiuyan ya estaba hecho pedazos desiguales—totalmente inservibles para hacer cecina. Con suerte servirían para un estofado.
—…Olvídalo. Mejor ve a descansar y a recuperar tu superpoder. Esta noche vamos a tener que pelear otra vez —Lin Chen se dio por vencido y lo mandó a descansar. Cosas simples como asar carne estaban bien, pero cualquier cosa que requiriera precisión, era pedirle demasiado.
Su Xiuyan miró la carne destrozada, luego las rebanadas bien cortadas de Lin Chen, y se levantó en silencio. Pero en lugar de ir a sentarse bajo la sombra, se posicionó al lado de Lin Chen, observándolo trabajar.
—Oye, ¿tienes condimentos? Con eso sabría mucho mejor —sugirió Qing Shui en voz baja.
Antes de que Lin Chen pudiera preguntar algo, Su Xiuyan arrojó una montaña de condimentos frente a Qing Shui, con el rostro frío y preguntó con tono seco:
—¿Es suficiente?
Qing Shui se quedó helada de inmediato, sin importar el calor o el frío. Esbozó una sonrisa forzada.
—¡Más que suficiente! —Luego, tras intercambiar una mirada con Lin Chen, se fue rápidamente hacia el cadáver del monstruo.
Solo entonces Su Xiuyan volvió a observar a Lin Chen, ocupado con su trabajo.
Sin mucho más que hacer, Lin Chen comenzó a charlar mientras preparaba la cecina.
—¿Los lentes de contacto te molestan?