El creador está en Hiatus - Capítulo 265
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- Capítulo 265 - #Me Convertí en un Piloto Genio de la Academia del Apocalipsis (4)
Estaba atrapado en una oscuridad tan densa que no podía ni ver mis propias manos.
¡Clank, clank!
Desde algún lugar, resonaba un sonido divino de martilleo, como si rompiera el amanecer, guiando un camino en la oscuridad. Como un cachorro recién nacido buscando leche, instintivamente seguí ese sonido.
Pronto, lo vi.
¡Kwaaaa!
¡Clang! ¡Cang! ¡Clang!
Un gran brasero lanzaba chispas como un volcán activo, y una persona golpeaba una pieza de metal al rojo vivo con un gigantesco martillo.
Su cabello era tan largo que se apilaba en el suelo como un montón de nieve. Había estado forjando por tanto tiempo que estaba cubierto de musgo verde. Aunque nunca lo había visto antes, sabía quién era: el mismo dios de los recuerdos de Kang Woo.
—¿Guardián del Fuego y… la Forja?
¡Clang! ¡Cang! ¡Clang!
Sin dejar de martillar, el antiguo dios separó sus labios agrietados y resecos.
—Joven dios, has heredado la Espada de la Causalidad de mi discípulo. Ahora, tras incontables ciclos de reencarnación, por fin ha llegado la oportunidad.
Su voz golpeaba mi corazón como el sonido del metal.
—El propósito de la Prueba de Acero y Fuego es que forjes tu propia arma divina. Así como los Buscadores Eternos obtuvieron sus espadas y lanzas divinas, tú también debes obtener la tuya para cambiar tu destino de destrucción.
¿Obtener mi propia arma divina?
Recordé a todos los dioses de alto rango que había conocido hasta ahora: la Abundancia Infinita y su hoz dorada, el dios de Guerra de Carnicería y Locura y su espada. Después de perder al Señor Demonio, desesperadamente necesitaba un arma nueva. Sin embargo, algo en sus palabras me inquietaba.
¿Buscadores Eternos? Y yo que pensaba que se refería a Il-Ho de mi vida pasada, pero… ¿había más? Y sobre todo, ¡Il-Ho nunca había subido la Torre de los Guerreros, así que no podía haber un Buscador Eterno en esta vida!
El antiguo dios continuó.
—Aun así, todo tiene un precio. Para obtener un gran poder, hay que pagar un precio equivalente.
Sss—
Su mirada, cargada de infinita frustración y desesperación, me atravesaba.
—Joven dios, ¿estás listo para pagar?
—¡100101! ¡Despierta ya!
—Ugh… —gruñí, abriendo los ojos ante el sacudón.
¿Fue un mal sueño? ¿O una premonición? Aun mientras me sostenía la frente, todavía podía escuchar el eco de ese martilleo.
Justo entonces, un sedoso y brillante cabello rojo rozó mi mejilla, y un aroma a fresia llenó mi nariz.
—¿Estás despierto?
Un hermoso par de ojos húmedos, como los de un ciervo, me miraban con una sonrisa coqueta. La camisa desordenada dejaba ver una pálida piel muy seductora. Pero no debía dejarme engañar. Era un hombre, portador de cromosomas XY.
—Aléjate o te mato.
—Aww~ ¡Qué cruel eres!
¡Basta de esos ruidos espeluznantes, hombre!
Empujé al quejumbroso Eight y salí de la cama. No estaba en el mismo dormitorio viejo que conocía. Era al menos diez veces más grande, con instalaciones lujosas que parecían de una suite de hotel de alta gama.
Escuché que me habían puesto aquí por culpa de ese mocoso de Sam-Shin, que había salido en mi lugar. Al parecer, el agujero que hizo en el suelo durante el entrenamiento aún no terminaban de repararlo. Además, ahora me había convertido en un genio de élite, portador de las esperanzas de la Unión Humana, a pesar de haber sido un cadete fracasado de rango G.
¿Debería alegrarme por esto, o debería decir que estoy condenado?
Al menos, debía estar agradecido por haber salido de ese dormitorio. Sin embargo, no estaba seguro de que este fuera el mejor lugar para hacer cosas discretas.
Caray, Sam-Shin, ese mocoso… Aprende a controlarte.
—¡Sabía que lo lograrías algún día, 100101! ¡Aunque fue temporal, pasaste de rango G a rango S de un solo golpe! ¡Esto no tiene precedentes en la historia de la academia! ¡Como era de esperarse de mi compañero! —Eight parloteaba emocionado a mi lado.
Me puse mi uniforme de cadete, perfectamente planchado, y dije:
—No es 100101. Mi nombre es Yu Il-Shin, Eight.
—¿Eight? ¿Me hablas a mí?
—Sí. Tu nombre es un trabalenguas, así que vamos a dejarlo en Eight. Si te parece muy simple, puedo añadirle un apellido.
Por ejemplo, Bong o Yong[1]. Todos suenan como apellidos de nobles.
—Un nombre dado por mi compañero… Lo atesoraré. —Eight me miraba con lágrimas en los ojos y las mejillas sonrojadas.
Era tan guapo como una actriz. De verdad, sentía que había nacido con el género equivocado. Aunque su reacción era un poco exagerada, tener un nombre era algo especial en un mundo donde la identidad se reducía a una serie de números. Después de todo, solo aquellos que habían acumulado experiencia o logros, como el Tío Instructor, podían recibir un nombre del difunto Presidente Zenard o de la todopoderosa IA.
En fin, me encantaría conocer a esa IA algún día. Ya que Sam-Shin había alcanzado rango S, supongo que llegará el día en que nos encontremos.
—Deja de exagerar. Vamos a desayunar.
—¡Ok! —asintió con entusiasmo, y nos dirigimos juntos a la cafetería.
—¡Wow, 100… no, Il-Shin! ¡Hoy tengo suerte, me tocó una cápsula de proteína!
—Oh, en serio… —suspiré, mirando mi bandeja.
Había unas cuantas píldoras de colores y una barra orgánica del tamaño de un dedo. Cuando corría con los plazos de entrega en mi vida pasada, solía desear comer cosas así. Sin embargo, ahora que era una realidad, de verdad extrañaba un plato de sopa caliente con kimchi al lado.
—Hehe, ¡qué banquete~!
Al ver a Eight masticar las píldoras tan felizmente, sentí un poco de lástima. Así que, mientras masticaba la insípida barra, me prometí mejorar su dieta antes de irme de este mundo.
Los otros cadetes me observaban desde lejos como si vieran un mono en el zoológico.
—¿Ese es 100101? Escuché que sus cualidades rivalizaban con las del Presidente Zernard…
—No puede ser. Se ve tan débil. ¡Debe ser un error! ¿No era de rango G hasta hace poco?
—52444. ¿Es cierto? ¿No te enfrentaste a 100101?
El chico de cabello azul, 52444, se dio la vuelta, solo para cruzar su mirada con la mía. Se puso pálido y agachó la cabeza.
Caray, Sam-Shin… Te excediste tanto que ahora ni siquiera puede mirarme a los ojos.
—Eight. ¿Sabes cómo cargar Energía del Alma?
Recordé la armadura del difunto Presidente Zenard, Lazenca, que había encontrado en el hangar. No podía activarla porque le faltaba Energía del Alma.
—¿Energía del Alma? No estoy seguro. —Eight me miró mientras masticaba sus cápsulas, como diciendo: “Primera vez que oigo eso”.
—¿Eh? ¿No sabes?
Qué sorpresa. Aunque bueno, la palabra “alma” no encaja mucho en este mundo de ciencia ficción distópica, donde desayunan cápsulas…
Tal vez debería intentarlo yo mismo primero.
Por si acaso surgían problemas, dejé a Lazenca en el hangar. Tendría que encontrar otra oportunidad para pilotarla. Tenía un fuerte presentimiento de que Lazenca era clave para superar esta prueba.
Y ese sueño con el Guardián del Fuego y la Forja…
—…tú también debes obtenerla para cambiar tu destino de destrucción.
¿Sería Lazenca el arma divina que debía obtener en esta prueba?
En fin, había bastante gente útil aquí.
A diferencia de 52444, los demás cadetes no me veían con tanto recelo. Como era de esperarse de los élites de la academia, varios me miraban con espíritu competitivo en los ojos.
—Il-Shin, ¿qué te pasa?
—Solo pensaba que tú también eres bastante útil.
Incluso la información de Eight parecía inusual.
[82825]
Humano masculino nacido por ingeniería genética. Aproximadamente 17 años.
Nota especial: Poseedor de un Talento Único de tipo Fuego, con potencial para la trascendencia.
En otras palabras, un rango S al nivel de Baek Yu-Hyun.
—Eight, repite después de mí: “Creo en Yu Il-Shin”.
Después de todo, cuantos más seguidores tuviera, mejor. Debería reclutar a todos los posibles rango S, empezando por él.
—¿Eh? ¿Así? “Creo en Yu Il-Shin”.
—Repítelo otra vez, pero con más convicción y sinceridad.
¡Whack!
—¡Ahí estás, 100101!
De repente, un brazo fornido me sujetó del hombro.
Me giré para ver al Tío Instructor, sonriendo como loco.
—¡Alégrate! ¡La todopoderosa IA quiere conocerte!
Eso provocó un estallido de caos en la cafetería.
—¿La todopoderosa IA quiere reunirse con un cadete sin logros?
—¡Imposible!
—¡Wow, increíble! ¡Eres realmente mi compañero!
Era como si un presidente invitara a un cadete militar a la Casa Azul. Me sorprendí un poco. Aunque tenía intenciones de conocer a la IA, no esperaba que fuera tan pronto.
—¡Tus habilidades son muy valoradas por los altos mandos! ¡Si te ascienden, no te olvides de mí! ¡Jajaja!
Recordando los recuerdos de Sam-Shin, parecía que se me estaban pegando porque era tan prometedor. Aun así, era un giro inesperado.
—¿A dónde debo ir? —me levanté.
Seguramente, conocer a la todopoderosa IA sería mejor que desayunar esta cosa insípida. Además, tal vez podría descubrir cómo activar a Lazenca en el proceso.
—Muy bien, sígu…
¡Ruuuumble—baaam!
Justo entonces, la base tembló violentamente, como si fuera un terremoto. Al mismo tiempo, las luces se tornaron rojas y una sirena penetrante comenzó a sonar.
[¡Advertencia! ¡Advertencia! ¡Se detectaron múltiples flotas alienígenas! ¡Prepárense para la batalla! ¡Civiles y cadetes, evacúen inmediatamente a los refugios!]
Todos en la cafetería palidecieron.
¡Ding!
[Los Ojos Ciegos de Dios están buscando la verdad.]
Mi habilidad se activó, y la causa de este repentino cambio apareció ante mis ojos. Como huevos flotando en el espacio, se dirigían hacia la Unión Humana, donde estábamos todos.
¡Swoosh!
Como células cancerígenas, esas enormes y retorcidas criaturas atravesaban el espacio, revelándose una tras otra.
Estaba horrorizado.
—¡Q-qué es eso!
Sin embargo, lo que más me sorprendió no fue el ataque repentino de los alienígenas.
[Ha comenzado el NACIMIENTO DEL DIOS MÁQUINA ETAPA 1: Ataque Sorpresa del Ejército Alienígena.]
Un ominoso mensaje, como de videojuego, apareció frente a mí.