Doctor Jugador - Capítulo 259
El paciente de Solt era el hijo menor de la familia, un muchacho que, a lo mucho, tendría la edad de un joven adolescente. El chico miraba a los sanadores con rencor mientras tosía más sangre.
—Q-que la maldición de dios caiga sobre todos ustedes… —escupió con voz débil.
Solt frunció el ceño.
—Como era de esperarse de un títere de mago oscuro, tienes un corazón tan vil… No puedo creer que tenga que desperdiciar mi noble poder en alguien como tú.
Sacudió la cabeza con disgusto y extendió la mano. De su palma salió un rayo de luz.
¿Curación de grado S?
Raymond apretó los dientes al ver la actuación de Solt. La luz que emitía era mucho más brillante y resplandeciente que cualquier habilidad curativa que hubiera visto antes. Incluso superaba a la del conde Helian, que era de grado AAA. Aunque Solt aún no desbloqueaba una curación especial, sus habilidades básicas eran de nivel grado S.
Con curación grado S, debería poder tratar incluso la hematemesis más grave.
Raymond suspiró en silencio. Su propio grado de curación podía sanar casi cualquier enfermedad tratable simplemente con un impulso de vitalidad. Incluso si esto era una competencia, los pacientes eran personas reales. Salvarlos importaba más que ganar o perder.
Qué cosa tan horrible de hacer.
Raymond apretó la mandíbula con rabia.
No soy un campeón de la justicia, pero esto ya es demasiado.
La razón por la que Vermont había usado humanos en vez de demonios para esta competencia era simple: resultaba más entretenido. Para asegurar el éxito del evento, había orquestado esta atrocidad.
Hijo de p**a.*
Mientras Raymond lo maldecía internamente, sucedió algo inesperado. El chico al que trataban vomitó aún más sangre.
¿Qué…?
Solt frunció el ceño. La hematemesis común podía tratarse con curación de grado A. Y la hematemesis inducida por veneno era curable con grado AA o AAA. Sin embargo, sus poderes de curación —básicamente de grado S— habían resultado completamente ineficaces.
—Qué fastidio… Bien, una vez más.
Apareció otra ráfaga de luz deslumbrante, aún más intensa esta vez. Sin embargo, la condición de Senin no mejoró. Al contrario, colapsó gritando, su estado empeoró y terminó inconsciente. Desconcertado, Solt siguió aplicando su habilidad curativa, pero nada funcionaba.
—¿Qué está pasando?
—¿Ni siquiera una curación de grado S funciona?
El público comenzó a murmurar. La ceja de Vermont se contrajo. Este no era el resultado que había planeado.
¿Cómo es posible? Me aseguré de que la Santa Estelle arreglara todo con antelación.
La curación especial de la Santa Estelle se llamaba “la bendición de la vida” y podía amplificar artificialmente la fuerza vital de una persona. Pero tenía otra habilidad:
La Maldición de la Vida.
Podía hacer lo contrario: suprimir la energía vital de alguien. Usando esta habilidad, Vermont planeaba potenciar la vitalidad del paciente asignado a Solt, y reducir la del paciente que Raymond tendría que tratar. Así no entendía por qué el resultado era opuesto a sus expectativas.
¿Qué salió mal, por dios?
Lanzó una mirada a la Santa Estelle, pero ella no reaccionó; simplemente observaba al chico caído con ojos pesados.
—¡Maldita sea! Este chico está maldito por dios —soltó Solt al final, echando la culpa de su fracaso a un castigo divino.
—¡No! ¡Por favor, se lo suplico! ¡Salve a mi hijo!
—¡Senin! ¡No!
La familia lloraba desconsoladamente, pero Vermont negó con la cabeza.
—El sanador Solt queda descalificado. Su paciente será descartado. Siguiente participante, sanador Wilson, prepárese.
Los guardias, incómodos, se acercaron al muchacho que seguía tosiendo sangre y retorciéndose en el suelo, listos para “desecharlo” según la orden.
Los gritos desgarradores de la familia resonaban, hasta que una voz interrumpió:
—Por favor, esperen un momento.
Era Raymond, que miraba a Vermont con los ojos llenos de furia.
—Yo trataré a este chico. No, también atenderé al resto de la familia.
Vermont frunció el ceño.
—Eso va contra las reglas.
El orden del torneo se basaba en el grado de curación. Raymond, clasificado como grado U —el más bajo—, estaba en último lugar.
Raymond apretó los dientes.
—Ni siquiera una curación de grado S pudo salvarlo. Si seguimos perdiendo tiempo, todos morirán.
—¿Y qué con eso?
—¿Disculpa…?
—Son prisioneros, al fin y al cabo. Que vivan o mueran no es de nuestra incumbencia. Esta es una competencia para probar habilidades curativas. Debes ceñirte a las reglas —respondió Vermont con firmeza, sin intención de ceder.
Hijo de p**a.*
Tras pensar rápido, Raymond encontró una salida.
—Entonces usaré el derecho de petición que gané al vencer en los torneos anteriores. Usando ese derecho, solicito que se me permita curar a todos.
El público murmuró incrédulo: ¿En serio está gastando su derecho en algo tan trivial?
—¿Hablas en serio? Piénsalo bien —aconsejó Vermont.
Raymond le lanzó una mirada helada.
—Sí, hablo en serio. A cambio, quiero el control total de lo que suceda con ellos después de que los sane.
Vermont lo miró desconcertado.
—Bien. Como representante de la autoridad de Su Majestad, acepto el uso de tu petición.
Raymond asintió y se acercó de inmediato a la familia.
Esto no es una elección perdedora.
No había decidido salvarlos solo por compasión.
Esto me ayudará a lograr mis objetivos.
Raymond había planeado ayudar a la princesa Jude a conseguir un logro notable, pero no sería fácil. Habría muchos obstáculos en el camino. Sin embargo, esos prisioneros podrían convertirse en la clave de su éxito futuro.
Raymond miró fríamente a Vermont.
Ya lo verás. Ellos serán la espada contra tu garganta.
Vermont jamás imaginaría que la familia que trató como insectos se convertiría un día en su verdugo.
No te saldrás con la tuya.
En ese momento, apareció una notificación de misión.
[¡Salva a la Familia Inocente!]
< Misión Médica >
Nivel de Medicina: Cuatro Bisturís
Dificultad: Media
Descripción: ¡Una familia inocente ha sido falsamente acusada y obligada a ingerir un veneno mortal! ¡Usa tus habilidades para salvarlos!
Condiciones de Éxito: Curar a toda la familia.
Recompensa: 2 subidas de nivel adicionales, 80 puntos de habilidad.
Beneficio 1: La admiración del pueblo.
Beneficio 2: La gratitud de un deudor.
La familia miraba a Raymond con ojos llenos de lágrimas y desesperación.
—P-por favor…
—Sanador… por favor… sálvenos…
Raymond asintió en silencio. Ninguno moriría bajo su cuidado.
—Linden.
—Sí, su alteza.
Frente al chico colapsado, Raymond extendió la mano. Linden, que lo acompañaba como sanador de apoyo, abrió rápidamente el gran botiquín de emergencia y Raymond comenzó de inmediato los procedimientos necesarios.
Está en shock agudo. Primero, debo administrarle líquidos rápidamente.
Insertó una vía y conectó los líquidos intravenosos junto con epinefrina. El público observaba con expresiones confundidas.
—¿Por qué le clava una aguja en el brazo? ¿Qué es esa botella de vidrio? ¿Agua?
—¿Por qué usar una aguja y esa botella de agua en un paciente que vomita sangre?
Con sus conocimientos de curación mágica, no comprendían lo que veían. Vermont parecía aliviado.
Así que a esto llaman “ciencia médica”. Tal como pensé: puras tonterías.
Era absurdo, a sus ojos, que un sanador conectara una botella de agua al brazo de alguien que vomitaba sangre.
Me preocupaba que pudiera salvar al paciente que Solt no logró sanar… Claramente, era una preocupación inútil.
Pero entonces ocurrió algo inesperado: el rostro del chico recuperó algo de color y volvió en sí. Vermont y los demás lo miraron incrédulos.
¿Cómo? ¿Qué hizo?
El cuerpo del chico había entrado en shock y la administración rápida de líquidos mejoró su condición. Para los presentes, parecía magia. Raymond no se detuvo ahí.
—Linden, tráeme la herramienta para pacientes con hematemesis.
—¡Sí, su alteza!
Linden trajo otra bolsa. Cuando la abrió, reveló algo sorprendente.
—¿Un báculo mágico?
—Pero tiene forma de… ¿látigo?
La multitud murmuró confundida. El objeto que sostenía Raymond era una vara larga y flexible adornada con piedras mágicas en varios puntos. Su forma era inusual, pero no era un báculo común. Era una herramienta mágica: un endoscopio fabricado con magia.
En vez de la versión que antes usaba, basada en conjeturas, había hecho que Lune replicara la tecnología moderna de la Tierra y la diseñara correctamente.
Los endoscopios modernos tenían muchas funciones, y replicarlas con magia había sido costoso, pero Raymond había invertido mucho, consciente de su enorme potencial: podía tratar innumerables pacientes sin necesidad de cirugía.
Es la herramienta perfecta para este paciente.
Sosteniendo el endoscopio, Raymond pronunció suavemente la palabra de activación:
—Encender.
Entonces ocurrió algo asombroso. Con un destello, apareció una imagen. Era una mejora mágica añadida por Shamron de la Torre de Magia, que permitía proyectar externamente la imagen del endoscopio. Así, no solo servía como pantalla para el operador: todos podían ver lo que mostraba la lente.
—¿Qué es esa imagen?
Mientras el público trataba de entender, Raymond movía las manos con destreza. La vara flexible pasó por la lengua del chico, bajó por su garganta y entró en su esófago. Cuando la vista cilíndrica del esófago apareció en la proyección, estallaron exclamaciones de asombro. Los magos presentes comprendieron rápidamente.
—¡Ese báculo mágico está mostrando el interior de su cuerpo!
—¿Así es como se ve por dentro?
—¿Qué tipo de tratamiento piensa hacer?
Al pasar el endoscopio por el esófago, apareció una escena terrible: las membranas mucosas estaban gravemente dañadas por el veneno, con sangre manando del tejido destrozado. Se escucharon jadeos.
No era de extrañar que la curación de grado S no funcionara.
Ver la devastación de cerca hacía la escena aún más espantosa.
¿Algo así siquiera se puede tratar?
Mientras el público se hacía esa pregunta en silencio, Raymond comenzó el tratamiento.
—Succión.
Esa era la palabra de activación para una de las funciones mágicas del endoscopio. Las piedras mágicas azul claro incrustadas en la herramienta brillaron con fuerza: la magia ventus había sido activada.